Aprender para la vida

Hoy: Aprender para la vida

Los aprendizajes no son únicamente académicos, pedagógicos, también hay aprendizajes informales que son los primeros que adquirimos en el seno familiar. Cuyo conocimientos son hábitos, valores, y/o conductas. Los cuales se relacionan con la inteligencia emocional, que abarca el proceso de adquisición de aprender a autoregular y autogestionar las emociones. Titulamos a esta nota: Aprender para la vida.

Situación fundamental no solo para la infancia, sino también para que ese aprendizaje pueda mantenerse a lo largo de la vida y permanecer en las distintas etapas evolutivas.

Este tipo de aprendizaje consiste en reconocer y validar la emoción que nos envuelve. Dandole la posibilidad de poder conectarnos con nuestro sentir, para poder descargar esa emoción desde un accionar funcional para uno y para otros.

Con esto queremos decir, que concebimos al sujeto como un ser biopsicosocial, desde una mirada integral, primordiando el àrea emocional.

Puesto que es importante que un pequeño pueda hablar bien, saber sumar, pero si no sabe que hacer con su ira, enojo o frustraciòn de nada sirve lo anterior.

Porque su conducta va depender de ello, su accionar, sus decisiones, y formas de proceder, va enmarcar al sujeto frente a las diferentes situaciones a las que se enfrentarà.

Esto se encuentra justamente en las habilidades emocionales.

Estas habilidades son la autoconciencia, autorregulación, motivación, empatía, habilidad social, comunicación asertiva, relaciones interpersonales, toma de decisiones, pensamiento creativo y resiliencia.

Al hablar de inteligencia emocional nos referimos a lo que hacemos con eso que sentimos. Como nos manejamos con nuestro sentir, con nuestras emociones. Las cuales son: Alegria, enojo, ira, frustración, sorpresa, tristeza, miedo, asco, curiosidad, culpa, seguridad. Es decir, las emociones son reacciones psicofisiológicas que representan modos de adaptación a ciertos estímulos del individuo cuando percibe un objeto, una persona, un lugar, un suceso o un recuerdo importante. Es aquello que sentimos, cuando percibimos algo o a alguien.

Por ello, podemos decir, que somos sujetos emocionales.

Este tipo de aprendizaje consiste en reconocer y validar la emoción que nos envuelve. Dandole la posibilidad de poder conectarnos con nuestro sentir, para poder descargar esa emoción desde un accionar funcional para uno y para otros. Para aprender para la vida, donde este conocimiento es de suma necesidad para un sujeto que se esta formando como ciudadano critico y responsable.

La inteligencia emocional viene a poner de manifiesto, que una persona equilibrada emocionalmente es un sujeto que tiene la posibilidad de poder sentir armonía entre el pensar, sentir, hacer y conocer -se.

Por último, decimos que la impronta es aprender para la vida, porque las emociones son parte de ella y del día a día. Nos acompañaràn en las distintas etapas evolutivas de la vida, en los distintos escenarios, y àreas en las que ocupemos diferentes roles.

Mag. Lorena A Hauser

Psicopedagoga

Neuropsicologa

MP 659

Fuente imagen: https://sonriemama.com/

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Un comentario sobre «Aprender para la vida»

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