“Mi hijo consume golosinas, milanesas de pollo y papa, no come otra cosa, intenté todo, ¿es normal?, ¿se le pasará solo?, tiene 7 años.”
“Estamos preocupados, Julia perdió peso, siempre fue muy selectiva a la hora de comer, pensamos que era normal pero ahora con 12 años es un tema .. Donde vamos hay que llevarle la comida, y a los cumpleaños le da vergüenza ir con la vianda, así que muchas veces no quiere ir, o no come cuando esta ahí”.
Esta problemática se presenta principalmente en la infancia, aunque puede persistir en la adolescencia y en la edad adulta.
“Tengo 32 años, toda mi vida fui muy selectiva con los alimentos, me obligaban a comer y eso me generaba mucho malestar. Me decían que era caprichosa o quisquillosa. ¡Hace 2 años navegando por internet leí que esto que me ha pasado toda mi vida podía ser un problema, que alivio! Cambio mi percepción de mí, ¡ahora me doy cuenta de que no podía, y claro que mi entorno tampoco sabía!”
Se lo conoce como “trastorno por evitación y/o restricción de la ingesta de alimentos” o “trastorno de la alimentación selectiva” (ARFID o SED respectivamente por sus siglas en inglés), se caracteriza por ingerir poca cantidad de alimentos o evitar consumir ciertos alimentos.
¿Por qué sucede esto?
– Los niños evitan comer alimentos o expresan sensación de asco por las características del alimento, por ejemplo, su sabor, color, olor, textura, temperatura, etc.
– Evitación de los alimentos por miedo a atragantarse o vomitar que no está relacionado a alteraciones funcionales, por ejemplo el reflujo.
– Evitación o rechazo de los alimentos por falta de interés por comer o alimentarse. “no me acuerdo de comer, se me pasa la hora, mamá insiste pero yo no tengo hambre”.
Hay que considerar que la evitación de alimentos no este relacionada con prácticas religiosas o influida por la cultura de ese niño.
Esta restricción de alimentos a lo largo del tiempo suele generar una pérdida significativa de peso, y /o deficiencia nutricional, necesitando en muchas oportunidades suplementos para su recuperación.
Hay que estar atentos si se sostiene y persiste.
Otro aspecto importante a considerar es que a diferencia de las personas que padecen
bulimia o anorexia, donde la pérdida de peso o la intención de querer perder peso está relacionada con la preocupación, disconformidad o distorsión en la percepción de la imagen corporal, en estas problemáticas no se debe a problemas en la percepción de la imagen corporal y el inicio del TERIA es, en general, en la infancia temprana, en contraste con lo observado en anorexia y bulimia donde el inicio es en la adolescencia.
En muchas oportunidades pueden manifestar síntomas gastrointestinales: dolor abdominal, temor a vomitar, quejas de sensación de plenitud gástrica y náuseas. Igualmente, se ha encontrado que tienen más prevalencia de alergias alimentarias, enfermedad por reflujo gastroesofágico e intolerancias alimentarias.
“No sabemos que hacer, nos enojamos y le insistimos en que coma, eso suele ser peor, entonces a veces no le decimos nada y eso tampoco ayuda.”
Preocupación, angustia, tensión y desconcierto refieren los cuidadorores, después de haber intentado de diversas maneras que su hijo incorporara diferentes alimentos y mayor cantidad.
Se recomiendan las intervenciones tempranas, debido a los riesgos que conllevan para la salud, la vida social y familiar. Es importante realizar una evaluación integral e iniciar un tratamiento interdisciplinario del paciente, participando e incluyendo en el trabajo a su entorno más próximo.
La terapia cognitiva conductual ayuda en este proceso, siempre abordándolo en forma conjunta con un equipo de profesionales de diferentes disciplinas: con médicos clínicos, nutricionistas y psiquiatras debido a la posible comorbilidad con otras problemáticas orgánicas y psicológicas.
Es importante ser pacientes con nuestros hijos, acompañándolos en estas circunstancias, ya que el modo de responder en los momentos difíciles afecta su estima, y la relación con nosotros.
Es importante auto observarnos como cuidadores en nuestros hábitos alimentarios, nuevamente en la forma en la cuál respondemos ante el rechazo de ellos a comer más o probar alimentos diferentes, así como la creatividad a la apelamos para ofrecérselos de otra forma, en otro momento.
Es importante ser pacientes con nosotros, como cuidadores, que en muchas oportunidades desconocemos que hacer frente a determinadas circunstancias, y entonces el mejor camino es buscar ayuda.
Belinda Tancredi
Psicóloga
Abordaje cognitivo conductual sistémico
Familias, crianza, adultos, adolescentes
@Belinda Tancredi
belindatancredi1@gmail.com


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