Todo
en la vida tiene un orden, inalterable, cósmico. No podemos llenarnos de cosas
nuevas, si antes no soltamos las cosas viejas; el cuerpo es una especie de vaso
que se desborda cuando queremos ponerle cosas sin antes hacer espacio para que
eso entre. Lo mismo pasa con los ciclos de la vida.
No podemos ser la mujer que deseamos si antes no
sanamos nuestra niña interna.
Hace unas semanas me di cuenta que la mía estaba
súper lastimada. Había continuado avanzando porque era fuerte, porque tenía
garra; pero lo cierto es que cargaba con un montón de dolores propios y ajenos,
y estaba ahí. Latente. Si, hinchándome de la camiseta para que la vea. Para que
le haga upa. Para que no la deje sola.
Como puede alguien convertirse en mujer, en
pasión, en madre, en familia si aún no hizo las paces con su
“mini-yo”?
vi como lloraba y gritaba fuerte(en una especie
de berrinche), cuando se iba un hombre de su vida, solo porque extrañaba a
papá. Vi como hacía berrinches para conseguir atención o amor, porque nunca le
habían explicado que el amor es otra cosa, y que no se pide… se da.
Así que entre medio del caos. Frené.
Frené en seco.
Y me hice upa.
Acomodarse, es encontrarse.
Sanarse siempre de atrás hacia adelante, de
adentro hacia afuera; para que así llegue la mujer que soy.
La que quiero ser.
La que estoy siendo.
@Soledad Voulgaris
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