Hoy me sentí chiquita, muy chiquita, como cuando mi hijo me agarra fuerte, me acaricia el brazo, necesita el contacto, necesita de mi olor, de mi calor, de mi respiración.
Hoy me sentí así, como el, y pensaba en que me falto en mi para sentirme así.
Sentí que un abrazo fuerte podía aliviarme esa sensación de vació.
Necesitaba de tu contención, de tu olor, de vos, para no sentir miedo.
Hoy necesitaba como necesita mi bebe todos los días, y si no lo tengo ponerme a llorar, y bien fuerte; hasta que alguien se haga cargo de mis lagrimas, me ayude a secarlas y a sentirme protegida.
Hoy me sentí y creo que no es la primera vez que me sucede, quizás la primera que la pongo en palabras, el de sentirme muy chiquitita, de necesitar, de faltarme, de tener frio, de tener miedo, de sentirme vacía si no me abrazan.
Como te entiendo hijo mío, y como no abrazarte cada vez que lloras, como no acudir a aliviarte el alma cada vez que sentís miedo, como no llenarte de besos a cada minuto, amar tus caricias, infinitas, ilimitadas, incondicionales, puras.
Te veo y me veo, tu risa me transporta, me llena el alma por completo.
Hoy me sentí chiquitia, hoy te veo hijo mió y me veo, hoy me siento vulnerable, me siento semejante a vos, me siento sola, tengo frío, siento miedo, necesito de otro que me sostenga, me diga que todo estará bien, que no pasa nada, que me de besos, que me abrace, que me mire a los ojos y me ayude a brillar, que me acune, que juegue conmigo, que me cante al oído, que me haga cosquillas, que me acaricie el pelo, que me sostenga, que me hable dulcemente, que se quede a mi lado cuando llega la noche, que no apague la luz al ir a dormir, que me de amor.
Valeria Bronstain
Consultora Psicologica
Acompañante Terapeutico
Especialista en Parejas y familias
valeria8126@gmail.com
