¿Odontopediatría y temores en los niños?
La situación de ir al odontopediatra para muchos niños/as es natural y amena, pero para otros no tanto. Pueden aparecer miedos y cierta resistencia para permitir la atención, como por ejemplo: no querer sentarse en el sillón, no abrir la boca, o bien manifestar rechazo a algún elemento o intervención en particular. Ya sea por desconfianza, molestia, o rechazo sensorial.
Al tratarse de salud, es importante que puedan recibir la atención que necesitan.
¿Odontopediatría y temores en los niños? ¿Qué hacer para ayudarlos?
Hay algunas cuestiones que pueden contribuir a que la experiencia sea positiva
En primera instancia, se sugiere asistir a la primera consulta lo más temprano posible; aunque el/la bebé sea pequeño y tenga un sólo diente! Muchas veces se indica hacerlo más adelante, pero cuanto antes se comienza mejor: se puede ir conociendo al profesional, el espacio, parte del instrumental que utiliza. Y así ir creando un vínculo de confianza.
Si la visita es de rutina, y no por alguna molestia en particular, permite ir de a poco, con intervenciones menos complejas. Esto favorece a familiarizarse, disminuir los temores, y propiciar a que el/la niño/a pueda preguntar o expresar aquello que le sucede e inquiete.
Es fundamental que el/la profesional que elijan sea empático, amable, respetuoso de los tiempos y necesidades de cada paciente. Que se sientan a gusto en las consultas y puedan confiar en su labor.
Anticipar al niño/a antes de ir a la visita todo lo que sea posible, brinda tranquilidad: a dónde van a ir, para qué, cómo es el lugar, con qué se van a encontrar, el nombre del/la profesional, etc.
Un recurso que ayuda mucho es la utilización del juego simbólico. (Jugar a ir al dentista, o a curar a los muñecos por ejemplo) y los cuentos sobre dicha temática siempre son buenos aliados.
Otra cosa que destacamos es, la importancia de poner énfasis en que la consulta es para beneficio y cuidado de su salud bucal. Esto es primordial, para que puedan asociar la visita a una experiencia positiva. Siempre, por más que alguna intervención pueda producir molestias, el objetivo es el bienestar del/la paciente, y eso deben saberlo.
En aquellos casos en que haya temores o resistencias debido a experiencias anteriores poco agradables, es necesario trabajarlas, para poder seguir adelante.
Acompañar a los niños/as con amor y paciencia. A veces las consultas o procedimientos llevan más tiempo que el imaginado, y es importante (siempre que no se trate de una urgencia), poder esperarlos.
El abordaje en interdisciplina entre odontopediatría y psicología es enriquecedor y muchas veces favorece en la atención.
Camila Rajczyk
Lic. en Psicología
Miembro del equipo de la Facultad de Odontología de la UBA