“Acompañar sin Presionar”
El deporte en la infancia es mucho más que una actividad física. Es una oportunidad de crecimiento, aprendizaje y desarrollo emocional. Jugar, competir y practicar deporte ayuda a los niños a aprender valores como la disciplina, el trabajo en equipo, la perseverancia y la resiliencia. Sin embargo, el papel de los padres es crucial para que esta experiencia sea positiva. Hoy: La Importancia del Deporte en la Infancia .
¿Cómo influyen los padres en la relación de sus hijos con el deporte? ¿Qué pasa cuando las expectativas de los padres se convierten en una presión excesiva? Y, lo más importante, ¿cómo podemos manejar las frustraciones que surgen en el camino para que el niño no pierda el entusiasmo?
Estas preguntas son clave para comprender el impacto del deporte en la infancia desde una perspectiva saludable, apoyada por los principios del neurocoaching.
El Deporte como Herramienta de Crecimiento.
El deporte tiene un impacto significativo en el desarrollo físico y emocional de los niños. Desde el punto de vista neurocognitivo, practicar actividad física, activa una serie de procesos en el cerebro que favorecen la neuroplasticidad, ayudando a los niños a mejorar su coordinación, concentración y habilidades motoras. Además, el deporte enseña a manejar las emociones, como el control de la frustración, la ansiedad y la gestión de los altibajos emocionales que genera la competencia.
El Rol de los Padres: Acompañar vs. Exigir.
Uno de los factores determinantes en cómo un niño se relaciona con el deporte es la actitud de los padres. En este contexto, hay dos tipos de enfoques que podemos identificar:
1. Padres que acompañan para que el niño disfrute:
Los padres que adoptan un enfoque de acompañamiento emocional y disfrute son aquellos que permiten que el deporte sea una actividad que el niño haga por sí mismo, por placer, y no por obligación. Estos padres son conscientes de que el objetivo no es solo ganar, sino disfrutar del proceso. Este acompañamiento fomenta la autonomía del niño, lo que le permite desarrollar una relación sana con el deporte.
2. Padres que obligan a sus hijos por frustraciones personales proyectadas:
En algunos casos, los padres trasladan sus propias frustraciones y aspiraciones no cumplidas a sus hijos, ejerciendo presión para que ellos logren el éxito que los propios padres no alcanzaron. Esto lleva a la exigencia de resultados a toda costa, la comparación constante y sostenida con otros niños o la imposición de entrenamientos rigurosos. La presión, aunque bien intencionada, puede llevar al niño a sentir que su valor depende de su rendimiento, lo que puede crear estrés y ansiedad.
Más sobre: La Importancia del Deporte en la Infancia.
¿Qué puede suceder con los niños en estos casos?
Cuando los padres imponen una carga emocional excesiva sobre los hijos en el deporte, pueden ocurrir varios efectos negativos:
Pérdida de la motivación personal: Si el niño comienza a practicar el deporte solo para cumplir con las expectativas de los padres, puede perder el gusto genuino por la actividad. El deporte deja de ser algo divertido y se convierte en una obligación. En vez de ir a divertirse con pares, va a agradar a los padres.
Frustración y baja autoestima: Si el niño no alcanza los resultados esperados, puede sentirse frustrado, pensar que no es suficientemente bueno o incluso que está fallando a sus padres, que no es merecedor del amor o atención de los mismos por no haber cumplido con las expectativas. La constante comparación con otros niños también puede generar una sensación de inseguridad.
Burnout o agotamiento emocional: La presión constante puede llevar al niño a experimentar un agotamiento físico y emocional. Esto puede resultar en la pérdida de entusiasmo y en el abandono del deporte por completo.
Manejo de la frustración del niño en el deporte.
Es natural que los niños enfrenten momentos de frustración cuando no alcanzan sus metas deportivas. Sin embargo, es esencial que los padres sepan cómo gestionar esas emociones para evitar que el niño pierda el interés en el deporte.
Fomentar una mentalidad de crecimiento: En lugar de centrarse en el fracaso, los padres pueden enseñar a sus hijos que los errores son oportunidades de aprendizaje. Ayudar a un niño a entender que el éxito no se logra de inmediato y que la mejora viene con la práctica es fundamental. Este enfoque, respaldado por el neurocoaching, fomenta una mentalidad de resiliencia y perseverancia.
Validar las emociones del niño: Los padres deben ser conscientes de las emociones que el niño experimenta, ya sean de frustración, tristeza o enojo, y validarlas. Es importante que el niño se sienta escuchado y comprendido. Hablar sobre cómo se siente puede ayudar a procesar la frustración y mantener una relación positiva con el deporte.
Celebrar el esfuerzo, no solo el resultado: Reconocer el esfuerzo y la dedicación del niño, independientemente del resultado, refuerza la idea de que lo importante es el proceso y no solo el resultado final. Esto ayuda a que el niño asocie el deporte con algo positivo, más allá de la competencia o la victoria.
¿Qué sucede si el niño manifiesta no querer continuar con un deporte?
Si un niño decide que ya no quiere seguir practicando un deporte, es importante escuchar sus razones sin juzgar. Forzar a un niño a continuar en una actividad que no disfruta puede causar resentimiento y alejarlo aún más del deporte. Algunas de las posibles razones por las que un niño podría dejar de practicar un deporte son:
No disfrutar de la actividad.
Sentir demasiada presión para ser perfecto.
No sentirse capaz de alcanzar los niveles de rendimiento esperados.
En estos casos, lo ideal es hablar con el niño, explorar sus intereses y ver si hay otro deporte o actividad que le entusiasme más. El objetivo es que el niño se sienta apoyado y que su relación con la actividad física sea positiva y no vinculada a una obligación o presión externa.
Conclusiones desde el Neurocoaching
El deporte es una herramienta valiosa para el desarrollo integral de los niños. Pero debe ser una experiencia libre de presiones para que el niño pueda disfrutar, aprender y crecer. Desde la mirada del neurocoaching, es esencial que los padres fomenten una mentalidad de crecimiento en sus hijos, reconociendo que los errores son parte del proceso y que el verdadero valor está en el esfuerzo y la perseverancia, no solo en el éxito inmediato.
Acompañar a los niños en el deporte, validando sus emociones y sus logros. Y permitiéndoles experimentar la actividad de manera autónoma. Esto, les ayudará a construir una relación positiva con el ejercicio físico. La cual será beneficiosa para su bienestar tanto físico como emocional. En caso de que un niño decida dejar un deporte, es importante respetar su decisión y buscar nuevas formas de involucrarlo en actividades físicas que le resulten estimulantes.
En última instancia, el objetivo es que los niños desarrollen una actitud positiva hacia el deporte, que lo vean como una herramienta de disfrute, autoconocimiento y crecimiento personal, y no como una carga o un medio para cumplir con las expectativas ajenas.
Derechos de autor: Lic. Marcela S. Lemmi
Neurocach Diplomada en Coaching Deportivo I.U.R.P.
Nota escrita en exclusiva para revista “Somos Infancia“
Fuente imagen: https://www.infocop.es/
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