“Historia del niño que no fue”

Hoy mientras estaba a tu lado te observaba, y si bien sos un adulto, tenes pasados los 50 años, aun requerís de otro que te acompañe, te ayude, te de herramientas básicas ara subsistir… Y pensaba en el niño que fuiste, en que le que dejo a este adulto casi desamparado, absolutamente solo en la vida, viviendo en un lugar no elegido, no pudiendo tomar casi decisiones, lleno de olvidos, de dudas, de certezas que son solo tuyas, de imágenes que no terminan de cerrar, de agujeros oscuros, de miedos, de irrealidades, de fantasías constantes, de no dichos, de no afecto, de no sostén.

Te veía sentado a mi lado y trataba de imaginarme tu infancia, como pudo haber sido; sin nadie que te sostuviera, que te abrazara, que te dijera aca estoy, no estas solo, que te demostrara que podías, que te valorara, que te acaricie, que te seque las lagrimas, te de enseñanzas de vida…

¿Como pudo haber sido una infancia tan vacía?, tan llena de ruidos o quizás de silencios eternos, sin otro que te acompañe, te guíe, te lleve, te de la mano, te de ejemplos, sea referente, te ayude a brillar, te enseñe lo valioso que es la vida.

¿Como ser un niño, sin nadie que juegue con el?, sin risas, sin colores, sin música, sin bailes, sin saltos, sin caramelos, sin manos, sin miradas, sin besos, vacía de momentos alegres, carente de emociones, de sensaciones que ni siquiera podían salir, porque no tendrían a donde escapar.

Hoy muchos años después, solo me tenes a mi, que recién me conoces, y que solo te acompaño, porque es mi trabajo, pero a vos eso no te importa, porque vos sentís que hay otro, que de alguna manera sostiene a ese niño que no pudo ser, que no pudo jugar, que no pudo reír, que no pudo tener una pelota, que no supo que tenia derechos por ser niño, que su infancia se perdió, se esfumo, y hoy adulto, pero sin poder serlo, por decirlo de alguna manera, cuando estoy a tu lado, trato de que eso niño que en algún rinconcito aun sobrevive, o eso quiero soñar, y que vos lo intentes sentir, salga a jugar, un poquito, coma algún caramelo, se ría sin saber de que, vuele con la imaginación, sin importar si llega ni adonde iría, que sienta una mano, que sienta sostén, que puede hablar y otro lo escuche, aunque ya no tenga mucho por decir, o quizá demasiado que ya no salen ni las palabras… A vos, a ese niño, vuela alto, con lo que puedas, nunca es tarde para ser niño, ya que la infancia es aquel lugar en donde siempre se habita

Valeria Bronstain

Con cariño a : Paciente del Hospital Borda

También te puede interesar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *