Gestión emocional en el trabajo

En entornos laborales como los de hoy, altamente competitivos y exigentes, la gestión emocional se posiciona como un super poder. Los empleados enfrentan una variedad de desafíos, desde la presión por cumplir plazos estrictos, compensar por equipos de trabajo reducidos y problemas propios del rubro o industria. En países con alto porcentaje de desempleo, inflación creciente y un clima político y económico inestable, la gestión emocional en el contexto laboral, se convierte en un aspecto esencial para el bienestar profesional y personal. Hoy: Gestión emocional en el trabajo

El Papel de las Emociones en el Trabajo

Las emociones son una parte fundamental de la experiencia misma del ser humano, que no escapan al quehacer laboral. Los seres humanos no somos compartimentos estancos de vida laboral versus vida personal/familiar y social. Somos un ente único que se desempeña, a lo largo del día, en diversas actividades, entre las cuales la laboral ocupa un espacio fundamental.

La alegría, la rabia, el estrés, la tristeza, la angustia y la frustración pueden aparecer en cualquier momento, debido a una diversidad de factores. Como ser, la carga de trabajo, la interacción con colegas y jefes o la presión de lograr objetivos- y aquí es donde la tan mencionada “inteligencia emocional” cumple un papel fundamental.

¿Pero cuáles son los beneficios de gestionar nuestras emociones dentro del contexto laboral?

Mejor toma de decisiones: La gestión emocional da lugar a decisiones más pensadas, racionales y basadas en información constatada. En lugar de reacciones impulsivas o juicios personales.

Mayor resiliencia: La habilidad de gestionar el estrés y la adversidad se hace más fuerte a través de una gestión emocional adecuada. Lo que redunda en una recuperación más rápida luego de desafíos o problemáticas laborales.

Mejora en las relaciones: La comunicación efectiva, escucha activa y la empatía son habilidades cruciales del entorno laboral, forjando relaciones más fuertes y colaborativas.

Aumento de la satisfacción laboral: Al aprender a dialogar con emociones disfuncionales, los trabajadores pueden experimentan un mayor nivel de satisfacción, a la vez que minimizan el estado de agotamiento o nerviosismo.

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¿Cuáles son algunas estrategias de la gestión emocional?

Autoconciencia emocional: El primer paso es reconocer y entender las propias emociones. Para ello, es necesario cierto estado de “atención” (pero no de obsesión) a lo que se siente en el momento, iniciar cierto “diálogo” interno con esa emoción, preguntándole qué nos viene a decir, para qué aparece.

Autocontrol: Con la identificación de las emociones, es importante controlar ciertas reacciones impulsivas que en ocasiones pueden no tener retorno. Los mecanismos de respiración profunda y consciente, la meditación, las pausas activas y el movimiento corporal consciente, pueden ayudar enormemente.

Comunicación efectiva: Luego de gestionar, resolver. De nada nos sirve respirar y gestionar la emoción si después no vamos “al hueso” de la cuestión, conversando empática y respetuosamente con la persona involucrada o dedicándonos un momento de introspección para validar qué es lo que esa emoción nos ha venido a decir.

Desarrollo de la empatía: Hacer un intento de comprender las emociones y reacciones del otro, modificar el “observador” que estamos siendo, entendiendo que existen tantas realidades como observadores en juego.

La gestión emocional en el trabajo es una habilidad poderosa: Nos acerca al bienestar personal y a un desarrollo profesional que no solamente se base en habilidades duras, sino que aporte una mirada humana y benigna en contextos laborales complejos.

Más fácil decirlo que hacerlo, sin dudas. La gestión emocional se trabaja con disciplina, paciencia y tolerancia. No nos fue enseñada en la escuela o en la universidad (al menos en mi caso). Pero cada día podemos trabajar en ella, haciendo de nuestra vida un espacio de mayor armonía, presencia y autoconocimiento.

Mercedes Lagos