Emmi Pikler: Los niños necesitan libertad de movimiento

De igual manera que cada niño es diferente sus etapas de desarrollo también lo
son. La naturaleza es sabia y, al modo de una semilla, cada niño contiene ya en
su interior todo lo necesario para crecer. Tan solo necesita amor y sentirse
respetado siendo reconocido sus propios logros pues la motivación para
superarse más grande y genuina de un bebé y del niño al que dará lugar será la
suya propia.
Nuestros bebés no necesitan que les enseñemos el camino sino más bien que les
dejemos trazar el suyo acompañándoles en el desarrollo autónomo y espontáneo
de su instinto. Bajo la aparente torpe fragilidad de los movimientos bebé se
esconde la ejecución de un plan prodigioso que ha necesitado para fraguarse
miles de años de evolución de la especie humana.
miento libre basado en la actividad autónoma favorece en el niño el
descubrimiento de sus propias capacidades, la utilización de sus propias
adquisiciones, y el aprendizaje a partir de sus propios fracasos y logros.
Tales son los planteamientos de  Emmi Pikler  una pediatra húngara, que
investigó sobre el papel del adulto y su intervención en el desarrollo motor del
niño. En el año 1946 fue directora del célebre Instituto Loczy de Budapet un
centro de niños que tenían que estar fuera de la familia y escribió su
libro Moverse en libertad: desarrollo de la motricidad global. Si bien estas
enseñanzas están centrados en las etapa tan temprana como decisiva de
crecimiento de los 0 a los 3 años, sus principios generales son aplicables a todas
las etapas de la infancia recogidos en su recomendable libro  Moverse en
libertad.
Emmi Pikler creó un sistema educativo basado en el respeto al niño y una
actitud no intervencionista del adulto, que permite su desarrollo autónomo. Ella
creía que se tenía que respetar el ritmo individual de cada individuo y asegurarle
todas las posibilidades de tener iniciativas autónomas, de movimiento libre y de
juego independiente. Velaba por la salud física y psíquica de los niños, teniendo
en cuenta el movimiento , el aire libre y la alimentación. Actualmente se sigue
este sistema al instituto Loczy de Budapest y hay varias asociaciones en todo el
mundo que lo promueven.
Cuando respetamos su ritmo, sin anticiparnos, sin prisas, no esperando el
siguiente paso, sino disfrutando de cada uno, el niño hace evolucionar sus
movimientos. La genética permite a los niños hacer este proceso por ellos
mismos. Son unos pasos que hacen todos los niños sean del país que sean -a no
ser que tengan algún problema de salud- cuando confiamos en ellos y los
damos el espacio y el tiempo necesario.
ALGUNOS DE LOS LIMITADORES QUE IMPIDEN LA LIBERTAD DE
MOVIMIENTOS
Hay situaciones en las que la posibilidad de movimiento del niño/a queda muy
reducida. El lugar donde lo colocamos lo obliga a adoptar una postura
determinada,
sin dejarle explorar los movimientos tanto ricos que su cuerpo permite.

Si no se hace un uso adecuado, algunos limitadores son
-Andadores
-cochecitos
-Espacio que dejamos para moverse al niño
-Demasiados juguetes a su alrededor
-Ruidos y estímulos
ACTITUD DEL ADULTO:
Porque un niño pueda moverse en libertad necesita un adulto que se lo permita,
que esté presente, con una mirada respetuosa y limpia, que no se anticipe a sus
movimientos, que acepte el que hay, que no compare y juzgue, que espere.
Queremos un adulto que ponga en palabras las acciones del niño/a, un adulto
que permita su autonomía con respeto, amor, mucha paciencia y confianza en el
proceso del niños o niña.
Emmi Pikler decia: “Los niños que se desarrollan más lentamente que la
media, no solo tienen el derecho a hacerlo sino que tienen sus razones, que se
han de respetar”. Siempre adelante con una mirada atenta, respetuosa y
limpia.
Fuente: Familias en ruta

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