El poder de las palabras

Abrí un libro. Allí estaban, descansando y guardando un orden que las hacía inofensivas pero no insignificantes, esperando que alguien las rescate de la blancura y la tinta y les de poder, poder para decir. Hoy: El poder de las palabras.

Las palabras dicen, nombran, cuentan, alegran, critican, entristecen, y a veces lastiman, hieren, duelen, y dejan cicatrices que nunca desaparecen.
Son nuestras herramientas para comunicar y comunicarnos, llevan un mensaje que es una idea o un sentimiento y allí es donde se tornan peligrosas o maravillosas. A veces las ideas de “unos” perjudican a “otros”. Y ni hablar de los sentimientos, que abrazados a una frase, cuando llegan a destino pueden hacer que el receptor se sienta en la cúspide del mundo o comience a caer por un profundo vacío.

Nadie es igual después de haber escuchado una palabra.

Ellas, nos atraviesan, nos condicionan, nos determinan, nos apresan, nos liberan, nos hacen pensar, nos hacen sentir.

También sabemos que producen efectos en quienes las dicen y en quienes las escuchan.

Cuando siento una gran emoción y soy capaz de ponerla en palabras y transmitirla se produce algo mágico.

Más sobre: El poder de las palabras

La angustia y el dolor disminuyen cuando los puedo decir, aunque mucho más cuando los puedo llorar; se siente un gran alivio.

La alegría y la felicidad cuando las pongo en palabras y las puedo compartir, se transforman en algo contagioso. Mucho mejor si las puedo reír, e invaden el ambiente de optimismo y color cerrando el paso a los pensamientos y sentimientos negativos que acechan y esperan filtrarse a nuestro interior y a la propia vida.

A algunas se las lleva el viento, pero otras quedan impresas tan fuertes en nuestro ser que ni un ciclón puede borrarlas. Y quedan allí flotando, suenan y resuenan a lo largo de la vida, para bien o para mal, eso después se sabrá.

Derechos de Autor: Lic. Gabriela Bulaievsky

Lic. en Piscología

licenciadagabrielabulaievsky@gmail.com

Fuente imagen: https://www.elconfidencial.com/

Nota escrita en exclusiva para Revista Somos Infancia

También te puede interesar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *