Dislexia Counseling: Counseling al servicio de la dislexia

¿Qué es la dislexia?

La dislexia es una dificultad en la lectura causada por una condición neurobiológica en niños suficientemente inteligentes y normalmente escolarizados. Según el Foro Mundial de Dislexia, perteneciente a la UNESCO, “las consecuencias de esta dificultad conducen al niño a una escolaridad deficiente por un lado, y a un porvenir profesional y social muy por debajo del nivel que podría haber alcanzado si hubiera tenido a su disposición un tratamiento educativo adecuado” (UNESCO, 2010).

¿Qué es el counseling?

El Counseling es un proceso de ayuda y prevención que acompaña a la persona con el fin de alcanzar un mayor bienestar y desarrollo de sus potencialidades. En tanto proceso de ayuda brinda la posibilidad de que el individuo logre un mayor conocimiento de sí mismo y de la realidad que lo circunscribe. De esa manera, logra una integración de su personalidad y una maduración/autoaceptación de sí mismo que le permite ir alcanzando crecientes niveles de bienestar integral.

Derivado de la ponderación y la consideración de ambas definiciones expuestas anteriormente es que pensamos que entramar ambas, dislexia y counseling, era un devenir poderoso que podría ayudar a innumerables personas en nuestra comunidad, y en el mundo.

¿Por qué creemos que es vital la capacitación en dislexia para counselors y psicólogos?

La dislexia afecta a 1 de cada 10 personas en el mundo, y muchos de ellos no lo saben. De hecho, la mayoría atraviesa la escolaridad sin saberlo. La realidad es que la dislexia, ocasiona a quien la tiene, dificultades que afectan su vida cotidiana, desde la niñez hasta la adultez. Estas dificultades le impiden, en el “menos grave” de los casos, desarrollar plenamente su potencial, y en el peor de los casos, lo pueden conducir a la marginación, a las adicciones, a la delincuencia o al fracaso en su vida. En lo cotidiano, estas dificultades se traducen en emociones muy difíciles de digerir con las cuales se convive día tras día, semana tras semana, mes tras mes y año tras año desde la niñez temprana, y que se traducen en una autoestima negativa, y muchas veces quebrada, e intensos sentimientos de desvalorización.

La realidad es que todos tuvimos, tenemos o tendremos una madre, padre, hijo, hija, hermano, hermana, pariente, amigo o amiga, colaborador o colega, o socio, etc. que tiene dislexia, sabiéndolo o no.

Es por ello que en la base de los motivos de consulta de nuestros consultantes, se puede estar colando la dislexia con sus consiguientes efectos emocionales que perturban los vínculos, y como Counselors, debe estar dentro de nuestras hipótesis de trabajo al estar frente a un consultante, el preguntarnos si la problemática que trae puede de algún modo estar vinculado a un tema de dislexia o no. Con lo cual cambia el enfoque y la mirada del problema. La práctica nos demuestra que se produce una liberación en el consultante al saber que la dislexia y sus consiguientes efectos están en la raíz de su problemática. La realidad es que saber esto nos allana el camino del proceso de Counseling, al poder comprender más cabalmente lo que de verdad allí está ocurriendo.

En nuestra capacitación, atendemos directamente esta problemática entramándola a nuestro trabajo como Counselors.

Desde el Counseling, para la dislexia nos preparamos para detectar y asistir en el proceso de restablecimiento emocional del individuo y en asistir a su entorno para devolverle a la persona aquello que es suyo por derecho propio: la posibilidad de sentirse pleno en la vida, y el saberse también merecedor de felicidad, lo cual es uno de los pilares de una autoestima sana y equilibrada.

La dislexia, al ser tan constitutiva del ser – ya que afecta a quien tiene dislexia desde sus primeros meses de vida cuando se forma la dislexia, y abarca, como dijimos anteriormente, toda su escolaridad, adolescencia y adultez – necesita de la particular mirada y comprensión del profesional/terapeuta que lo atiende. Este ha de conocer cabalmente las implicancias de la dislexia para la conformación de su personalidad, la conducta y las dificultades emocionales que puede estar enfrentando el individuo, o que haya enfrentado durante su vida.

El adulto disléxico no diagnosticado durante su etapa escolar, acarrea dificultades, especialmente en lo concerniente a su autoestima, durante el resto de su vida.

Un profesional, adecuadamente formado para atenderlo, es capaz de vislumbrar y asociar estas dificultades de su niñez y las consecuentes creencias que derivó de esta vivencia sobre sí mismo (creencias que surgieron sobre todo en base a lo que el entorno le dijo sobre él mismo) con las dificultades que experimenta hoy en la adultez, abriendo así una percepción sin igual acerca de sí mismo, que es verdaderamente transformadora para su vida, y para todo su ser.

Con el niño o adolescente con dislexia, estamos a tiempo para ir apuntalando y fortaleciendo esa autoestima que está en plena construcción, desde el momento mismo de la detección de la dislexia. Como profesionales especializados en dislexia estaremos capacitados para detectar presuntivamente señales de dislexia, que luego ha de ser verificado con una evaluación neurocognitiva realizada por el psicopedagogo. El tener el diagnóstico de dislexia, el saber y comprender lo que le pasa a la persona y finalmente poder nombrarlo, cambia rotundamente la vida para esa persona, así como también para su entorno. Para algunos es un alivio, para otros es una novedad que resisten, pero sin lugar a duda, a la larga, es muy beneficioso el haber recibido el diagnóstico. Aquellos que lo rechazaban ab initio, se dan cuenta que recibir el diagnóstico fue un antes y un después, que los fortaleció, y los redireccionó en un sentido muy positivo para sus vidas.

Clr. Sara Fleming

Equipo Dislexia Counseling

IG: @dislexiacounseling

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