La depresión es un trastorno del estado de ánimo que afecta tanto a niños como a adultos.
Cuando se trata de niños, es un tema que nos genera preocupación a los mapadres. ¿Cómo nos damos cuenta si nuestro hijo está sufriendo un cuadro depresivo? Es importante saber que necesitamos consultar con un profesional, si detectamos dos o más de los siguientes síntomas que son más evidentes de observar en la conducta:
Los niños y adolescentes, pueden presentar un estado de ánimo deprimido o irritable. Los más pequeños, además, a menudo no son capaces de describir cómo se sienten y suelen quejarse de molestias físicas imprecisas, y mostrar una triste expresión en su rostro o una escasa comunicación visual.
El estado de ánimo suele ser irritable expresándolo a través de conductas agresivas o acciones que demuestren enojo. A veces aparece el llanto y la angustia. En los adolescentes los trastornos de ánimo pueden tener sintomatología similar a la de los adultos.
Otro síntoma a tener en cuenta, puede ser la pérdida de interés hacia el entorno, no habla, se lo observa desanimado, sin energía y con cierta incapacidad para disfrutar de los juegos, e incluso presenta falta de interés en las actividades escolares.
A nivel más subjetivo, y que a veces no es tan perceptible para los padres, aparecen:
- Pérdida de confianza en sí mismos, con baja autoestima, y sentimientos de inferioridad.
- Reproches: en los niños se refleja mediante una auto-desvalorización o un sentimiento de culpa excesivo o inapropiado.
- Ideas o intentos autodestructivos: en los niños y adolescentes se observan signos no verbales de conducta suicida como realizar acciones en las que corre riesgos de forma reiterada, a veces como si se tratase de un juego, o bien, adoptan comportamientos autolesivos (por ejemplo arañarse, cachetearse, golpearse).
- Incapacidad para concentrarse o tomar decisiones, que en el caso de los niños se traduce en problemas de conducta o un bajo rendimiento académico.
- Actividad psicomotriz agitada o inhibida.
- Alteraciones en el sueño.
- Variaciones de peso (en los niños generalmente se da un aumento).
- Quejas somáticas (dolor de cabeza, tripa, etcétera). Este criterio es muy frecuente en niños.
¿Cómo podemos ayudarlos? Primero, estando atentos a cualquier cambio de conducta en nuestros hijos, como los que se mencionaron anteriormente, porque muchas veces sucede que esta sintomatología, aparece en alguna crisis vital. Por eso es preciso que estemos disponibles y podamos ser capaces de propiciarles espacios de contención, escucharlos, que se sientan sostenidos y ofrecerles herramientas que les permitan transitar la crisis.
La depresión necesita ser diagnosticada, y tratada como tal. Es mucho más que un estado de ánimo deprimido. Se necesita acompañamiento profesional para poder transitarla.
Una crianza respetuosa ofrecerá a nuestros hijos la posibilidad de confiar en nosotros como sus referentes positivos y afectivos, posibilitará una relación basada y sostenida en el amor incondicional. Nos conectará sin dudas con las necesidades de nuestros pequeños, ya que estaremos más sensibles y atentos a las mismas.
Un diagnostico oportuno acerca de la depresión, es fundamental para ofrecerles una mejor calidad de vida. Por eso es tan importante ser amorosos con nuestros hijos ya que así estaremos más conectados y seremos capaces de detectar cualquier cambio de conducta que nos genere alguna señal de alarma.
Es necesario tener paciencia, porque hay tiempos, y cada uno en su singularidad transita por una historia, de la cual no podemos juzgar su magnitud. Nuestros hijos precisan de una mirada y una escucha que los envuelva y aumente su confianza y seguridad en sí mismos. Y también requieren de la intervención de profesionales sensibles que puedan acompañar sus procesos de manera responsable y respetando sus singularidades.
Bibliografía: Webconsultas
Luciana Cofré
Lic. en Psicología
lucianacofre.lc@gmail.com
@lic.luciana.cofre
Viviana A. Pardo
Lic. en Psicopedagogía
vivianaandreap@yahoo.com.ar
@licviviana_pardo
Yo fui una niña con depresión y me hechaba la culpa de lo mal ue se trataban mis padres, lloraba a escondidas, me ocultba, pero la mayor fuente de depresión, me laproporcionaba mi madre, hedonista 100% , me despreciaba (de eso me di cuenta con años y años de terapia, qu aú hoy con 55 años la continúo) , me recalcaba que lo que pasaba en casa se quedaba en casa, por l que tenía prohibido tener amigas. Fines de semana encesrrada estudiando y durmiendo. Un horrror. Ni yo me creía lo que me pasaba, hasta que di con una excelente profesional que me ayuó a superrarla sin cupa, porque uno de sus motores para hacerme sentir mal, eera la culpa, y todo lo malo que pasaba era por mi culpa.
Me costó creer que una madre fuese capaz de eso, pero si, de eso y mucho más.
Hoy soy o sigo siendo depresiva con trastornos de ansiedad,, sigo con otro terapeuta, jamás dejé, sólo que cambié, porque cambié de domicilio, peleo todos los días con todo lo que me inculcaron, pero sobre todo ( y fue lo que estalló) cuando tuve hijos, fue enonces que me cuestioné tanto todo, cuando afloraron los recuerdos, porque yo era incapáz de hacer algo tan atroz como lo hizo mi madre conmigo.
No sé como, se me dio por hacer terapia, pero hoy sufro las consecuencias de aquella niñez maltrecha, sin cariño ni amor de padres, y se que me voy a morir del mismo modo.
Por eso ruego, por todos los niños y por los padres de esos niños, que sean concentes de que son personas que sufren, que no los obliguen a elegir entre ” aquién querés más, a mami o a papi? que no los empastillen, que se hagan cargo de sus responsabilidades, y que sean ellos los que vayan a terapia si no tienen resuelta la vida, pero que no le arruinen la vida a futuras personas, poruqe a pesar de que le dan la vida, no son sus dueños, y no son nadie para frustar sus existencias, para eso que o tengan hijos, y no hablo de aborto, sino que no los conciban.
Gracias por leernos!