Cómo decir que NO, sin decirlo

Me animo a decir que gran parte del día (o todo) estamos diciendo que “NO” a nuestros hijos. Se usa tanto esta palabra, que muchas veces pierde su significado, su valor y ya no se consigue el efecto que se buscamos con ella.

La palabra “NO” produce cierto rechazo hacia la persona que lo dice, quien escucha se puede sentir inferior y/o generarle desconfianza. Asimismo, cuanto más decimos que “NO” a algo, aumentan las ganas de hacer lo contrario. Esto se produce porque nuestra mente traduce los mensajes que recibe en imágenes, entonces si decimos “No veas más tele”, el cerebro se enfoca en “ver más la tele”.

Por supuesto, que no debemos eliminar esta palabra de nuestro vocabulario ya que en muchas ocasiones es la respuesta correcta pero lo que debemos evitar es abusar de ella.

A continuación, te propongo algunas ideas para cambiar el vocabulario y conseguir lo que queremos con nuestro hijo de un modo más efectivo. Hay que tener en cuenta que debemos emitir frases cortas, sencillas y claras para asegurar mayor eficacia.

¡No puedes seguir despierto! ¡No es hora de jugar!

Si tu hijo debe ir a dormir y le dices eso, seguro que no se moverá de dónde está. Podes proponerle algunas alternativas interesantes para que vaya a la cama: “¿Queres que te lea un cuento o que te cante una canción antes de dormir?” o “Vamos a la cama así hacemos dormir a esos juguetes que deben descansar al igual que vos” o “Es hora de dormir y descansar asi por la mañana seguimos jugando”.

¡No tires los juguetes al suelo!

Todos los niños pasan por una época en la que se dedican a tirar todo lo que encuentran. En lugar de decirle que no lo haga, podemos probar a enseñarle cómo usarlo y cómo tratarlos, para ello debemos jugar con él. Probablemente, sea lo que esté buscando pero no lo expresa directamente.

¡No pegues/muerdas!

Una frase mejor es “Usamos las palabras, no las manos” o “Si pegas/muerdes puedes lastimar al otro y provocarle dolor”. En niños pequeños, suele ser una forma de expresar una frustración, enojo o para llamar la atención ya que no poseen el vocabulario necesario para hacerlo. Allí es donde debemos preguntarle qué le sucede, cómo podemos ayudarlo y que puede expresar lo que le pasa sin usar la agresión hacia otros o si mismo.

Busca frases “en positivo” en lugar de “en negativo”

Por ejemplo, en vez de decirle: “No interrumpas” o “No cortes esa flor”, piensa la frase en positivo: “Dejame que termine esto y te escucho” o “Hay que tratar bien a las plantas y dejarlas crecer en la tierra”.

Usar el humor como arma de distracción

A los niños les gusta es reírse, y si es con sus padres, mucho mejor. Cuando se está portando mal y no logramos que nos haga caso, distráelo con alguna broma o chiste o mueca graciosa.

Una vez que ambos estén tranquilos, con voz calmada, decile qué queres que haga y por qué no debe comportarse del modo en que lo hizo.

¡No sigas haciendo eso porque lo vas a romper!

Los niños no siempre suelen entender que todos los actos tienen sus consecuencias. Si está haciendo algo que va a hacer que un objeto se rompa o estropee, debemos sacárselo (o pedírselo) y explicarle qué puede pasar si continúa tratándolo de ese modo. Es importante que entienda las consecuencias y las interiorice para que no vuelva a hacerlo.

¡Eso es peligroso!

La palabra “no” muchas veces es insuficiente para reflejar que alguna acción es muy peligrosa. Si ves que a va a meter los dedos en el enchufe o a tocar la plancha, no basta con que grites “no”, debemos hacerle entender que va a pasar si no se detiene a tiempo.
Cabe aclarar que estas ideas no son infalibles ni que serán 100% eficaces. Pero lo importante es que podamos re – pensar lo que decimos: utilizar las palabras adecuadas que nos ayuden a conseguir lo que queremos de nuestros hijos y reservar el “NO” para cuando realmente debe usarse.

Recordemos que somos el ejemplo para nuestros hijos, ellos también deben aprender a usar el “NO” cuando corresponde para que sea validado y tenido en cuenta.

Corina Celeste Alfonso
Coach Ontológico Profesional Coach Personal y Organizacional
Conversaciones individuales y/o grupales /Sesiones virtuales con actividades lúdicas

Fuente imagen: Educar para el futuro

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