Cimientos

Si le preguntamos a un arquitecto, que es lo más importante en cualquier construcción, seguramente todos nos digan lo mismo: Los Cimientos

Para nuestra vida es bastante similar.

Con unos buenos cimientos, no podremos evitar las tempestades, pero si tendremos herramientas para confrontarlas y atravesarlas de la mejor manera posible.

Cuando hablo de nuestros cimientos estoy hablando de los primeros 1000 días de nuestra vida.

Este número de días cuenta desde el momento de la concepción hasta los tres años de edad.

Estos primeros 1000 días, son considerados los más importantes en el desarrollo de los niños en todo los aspectos. Son la base del resto de su vida.

¿Pero por qué esto es así?

Porque desde que el bebito se encuentra dentro de la panza, se irán formando una gran cantidad de neuronas y su cerebro comenzará a crecer de manera exponencial.

A partir del momento de su nacimiento, en el niño se darán muchísimas más conexiones entre sus neuronas, que las que se dan en un adulto. Esto es así porque cada estímulo, cada aroma, cada sensación, sonido, le estarán brindando información sobre su medio ambiente. Es un momento de gran plasticidad neuronal, lo cual le posibilitará incorporar conocimientos de manera más sencilla.

Claro está, que el componente genético juega un papel primordial, pero el factor ambiental tiene un papel determinante.

Es por esto que cuanto más rico en estímulos sea su entorno mayor será la cantidad de información que podrá obtener.

Todos estos datos, serán luego, aprendizajes del niño respecto del mundo, y formarán parte del desarrollo de las distintas habilidades, tanto a nivel cognitivo, como a nivel motor, emocional y del lenguaje. El intelecto, su capacidad de vincularse con los otros, de lidiar con situaciones difíciles y otras características de su personalidad, dependerán de lo que ocurra en la vida del niño en estos primeros días.

El ambiente en el que se encuentra el niño es sumamente importante para que estos aprendizajes tengan lugar.

Ya desde la panza, los estímulos auditivos, como la música, las voces de sus cuidadores y los movimientos, son datos que puede utilizar para el desarrollo de su cerebro y su mente.

Luego, será a través del juego, de tocar, de oler y de mirar, que obtendrá otro gran caudal de información.

Que les cantemos, juguemos con ellos, les hablemos o les leamos cuentos, los pondrá felices, lo que aumentará su capacidad cognitiva, y generará en ellos emociones positiva.

El contacto con los objetos, con la naturaleza, los colores, las textura y conocer a través de su propia experiencia y contacto con ellos, harán del aprendizaje un proceso de trasformación.

El nivel de atención, de apego y de disponibilidad que tengamos para ese bebito, será determinante a la hora de aprender a registrar sus emociones, de regularlas, así como también para aprender a vincularse con los otros.

Si estamos ahí cuando él lo necesita y le brindamos la atención que requiere, estaremos fomentando en el tranquilidad y autoestima. Le transmitiremos protección y seguridad.

Lo que los bebitos aprenden en todo este tiempo será fundamental para su futuro.

Es por esto, que es imprescindible que exista un ambiente propicio para el aprendizaje; crear un espacio armonioso y de sostén donde el niño pueda desplegar su curiosidad y su creatividad; donde existan miradas con las que interactuar, donde comprender los gestos y las expresiones y donde pueda aprender el lenguaje y sus significados.

Un entorno saludable, donde el niño se encuentre con sus necesidades satisfechas, de cuidado, de alimentación, de sueño.

Un entorno que no lo exponga a situaciones violentas, abusivas o desagradables. Todo esto queda grabado en la memoria del niño.

Y para esto no es necesario el juguete más caro ni el más pedagógico. Ellos descubren el mundo a través de las cosas más sencillas, más accesibles, las que tenemos a nuestro alcance. Y sobre todo, con nuestra presencia, nuestra mirada, nuestras caricias.

Esforzarnos para darle lo mejor a nuestros hijos, es el objetivo primordial de las mamás y los papás, por eso es importante saber que, sobre todo en el inicio de su vida, un ambiente amoroso, con cuidadores presentes, atentos a sus necesidades, que le brinden un ambiente lleno de estímulos, de naturaleza y de juegos será la diferencia.

El futuro de ese niño o niña se construye desde ahí, desde el origen. Ese es el principio de su futuro.

Eliana Patterer

eliana.patterer@gmail.com

Lic. en Psicología

Especialización en Maltrato en la Infancia 

@emesmujerymama

Fuente Imagen: Revista Vida sana

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