Acaba el año escolar, y mi hijo está en problemas

Acaba el año escolar, y mi hijo está en problemas

Muchas veces el tema de las tareas escolares es un incordio.

Pues si el instrumento está sonando mal habrá que afinarlo, dejarlo a punto. Pero con las tareas, con los aplazos, con los temas no entendidos… ¿cómo?

Llegada esta etapa final del año, y en las circunstancias vividas por la pandemia, lo que se observa es cansancio, agotamiento, desinterés.

Pero, la realidad es que se acaba el año, hay que pasar de grado, de año, es decir no puede dejarse todo postergado, las actividades hay que llevarlas a cabo. Por lo que los adultos de la familia, dentro de ese sostén imprescindible podrán acompañar, orientar.

Dependerá de las edades, del grado o año que cursen los niños o adolescentes, pero nuestra presencia siempre será importante. Especialmente para que ayudarlos a que logren organizarse.

El primer punto será que nosotros/as tengamos cierto orden, cierta organización para poder transmitírselos.

La idea es ayudar a que logren hábitos que, si hasta este momento del año no los lograron, nunca es tarde y se pueden adquirir.

Pero ¿qué es un hábito?

Sencillamente es una costumbre. Por eso algo habitual es algo acostumbrado, algo usual. Los hábitos para instalarse necesitan al menos repetirse varias veces, y sostener un orden.

Con las actividades escolares, entonces pareciera conveniente que se hagan en un mismo horario y en un mismo lugar. Puede que en ocasiones no sea posible, pero habría que tratar de que la excepción no fuese la regla.

Resulta útil crear recordatorios. ¿Para qué?

Para anticipar. La anticipación es también un elemento necesario para este andamiaje de logro de hábitos.

Posiblemente sea un momento para revisar qué dificultades están teniendo. Algo que podríamos hacer es observarlos. Para tratar de reconocer esos inconvenientes, y pensar en modos en los que puedan solucionarlos. Ayudarlos a pensar si la carencia es por el lado de la falta de práctica, dificultad de comprensión, en la organización del material, por fallas en la estrategia.

Atender también a si es con una sola materia y con cuál, o si son varias las asignaturas en las que muestran dificultades.

Llevarlos a buscar lo ya sabido, lo ya aprendido, porque eso será la base sobre la que podrá construirse lo nuevo; ya que lo necesario es poder establecer relaciones, conexiones entre los conocimientos.

Los niños y especialmente los adolescentes se han acostumbrado a buscar información, porque tienen acceso a muchos canales para lograrla, y a veces ni la leen, piensan que lo encontrado cumple con lo pedido y que eso es suficiente.

Pero lo que no hubo en esos casos es conocimiento, porque eso se logra trabajando con la información obtenida.

¿Cómo? tratando de relacionarla con saberes previos, con algo conocido, aunque en apariencia no tenga que ver con lo escolar, con algo que les sea familiar.

Entonces, con cada uno de esos elementos y desde sus experiencias y estilo personal, podrán armar un conocimiento, que posiblemente no sea idéntico al de otro compañero, porque cada uno le pone su sello propio.

Insistir con que pregunten a los docentes, que pidan asistencia. Suele ser útil que planteen sus dudas con algunos compañeros para poder recibir ayuda u orientación. El intercambio, la cooperación los enriquecerá a ambos.

Ha sido un año complejo por la virtualidad, la presencialidad protocolarizada, y muchos alumnos no han tenido demasiada voluntad para progresar en lo escolar. Pero nunca es tarde, siempre hay posibilidades para mejorar.

Desde nuestro rol adulto, ejerzamos la función de sostén, de acompañamiento, de guía que indudablemente les estará haciendo falta.

Lic. Silvia Gladys Oballe

Psicopedagoga

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