¿A qué jugamos según la edad?


El juego constituye un factor indispensable para el desarrollo intelectual, motor y afectivo del niño. Es su modo natural de expresión.

Muchas veces nos preguntamos qué hacer o a qué jugar con nuestros hijos.

Según la etapa en la que esté, vamos a poder interactuar de distintas maneras.

Lo más importante siempre es encontrar un espacio desde el amor y el respeto donde acompañemos su etapa evolutiva y disfrutemos juntos uno de el otro.

Incluso la interacción y el juego comienza desde el embarazo. Hablarle al bebé, ver cómo se mueve, sentir sus patadas, ponerle música. 

Entre 0 y 6 mes: 

Es el momento de acompañar a descubrir su nuevo mundo, lleno de colores, de sonidos y de formas diversas. 

En los primeros meses, el buen contacto físico lo ayuda al bebé a elaborar la pérdida de haber dejado el útero materno.

Poco a poco va investigando, por medio de sus manos, piernas, su entorno. Si la mamá le da el pecho, el bebé juega con él con su boca y sus manitos. Más adelante aparece la primera sonrisa, y con ella más amor y diversión en la interacción. Luego, el reconocimiento de sus manos, llevándoselas a la boca y succionando.

De la mano del movimiento libre, nada mejor que encontrar el lugar en casa donde ponerse cómodos en el piso, con mantas, o piso de goma eva y tener el rincón de juego, donde podrán divertirse:

  • Mirarse cara a cara haciendo diferentes gestos, muecas, cantando y hablando.
  • Estimular el sentido del tacto, haciendo suaves masajes en todo el cuerpo con nuestras manos. Incluso pasarles por el cuerpo objetos suaves de distintas texturas.
  • Mostrarle de frente objetos con colores vivos y llamativos. Moverlos lentamente para que los vayan siguiendo, en la medida que empiecen a fijar la mirada y seguir objetos.
  • Repetir sus sonidos, vocalizar con ellos.
  • Leer, cantar, bailar.
  • Jugar y cantarle “saco una manito”. De esa forma van identificando sus propias manos cuando miran las nuestras.

Entre 7 y 12 meses

En la segunda mitad del primer año ya pueden estar sentados y tienen más libertad para explorar. Se muestran interesados por los objetos cotidianos y juguetes. Los tira y espera que se los devuelvan. Explora todo con sus deditos.

Se desplazan y adquieren mucha destreza, gatean, incluso se paran y dan sus primeros pasos. En la primera etapa de este rango de edad es ideal transitar con el juego la angustia del octavo mes. Que si bien se llama “del octavo” mes puede aparecer antes o después. Se trata de la angustia de separación con la mamá. Se puede ayudar mediante el juego, a entender que aunque no la vea a la mamá, ella está igual. Que si se va, vuelve. Entonces podría jugarse a:

  • Esconder un objeto tapándolo y descubriéndolo.
  • Taparse la cara: “dónde está mamá?” Y descubrírsela: “Acá está”.
  • Imitar sus gestos y sonidos
  • Siempre divertirse, bailar, leerle cuentos, cantar.
  • Se divierten con cosas simples como tuppers, cucharas, cubos.

Entre 1 y 2 años

Pueden jugar con todo lo que tengan alrededor. 

  • Globos, pelotas
  • Muñecos
  • Cajas donde encajen objetos de distintas formas y tamaños. 
  • Subir y bajar escalones.
  • Manipular agua, arena, tierra, masas, plastilina.
  • Primeros trazos con papel y lápiz
  • Siempre leerles, darles un libro, contarles un cuento. Siempre en todas las etapas.

Jugar es una necesidad de cada niño en todas las etapas de su desarrollo. Es la actividad más importante. Le permite entender y explorar el mundo y adquirir herramientas para expresarse.

Entre los 3 y 4 años empieza a crear vínculos emocionales fuera de la familia. Necesita que le enseñen a ordenar y a tratar de no romper. El hecho de poder jugar con tranquilidad a esta edad, usando su imaginación y quedándose solo por momentos con sus juguetes, es indicativo de buena salud mental.

La Sociedad Argentina de Pediatría recomienda cero exposición a pantallas de 0 a 2 años. Por lo tanto pensar que la tecnología les sirve como juego, es un error. Es momento de que exploren el mundo, sonrían, reciban mimos, cosquillas, y dejen volar su imaginación a través del juego y de la interacción con el adulto, el mundo y otros niños. De esta forma aprenden, elaboran, crean, y viven sus propias experiencias.

El juego es un reflejo de su interior y cómo ven el mundo. Por algo, las evaluaciones de los niños se realizan jugando. De esa forma se sabe qué les pasa, qué los asusta, qué les gusta.

Un niño que juega, es un niño feliz.

Y ustedes ¿a qué juegan con sus hijos?

Dra Viviana C. Salomone 

(Médica UBA Pediatra MN 150162)

@pediatra_mama
Fuente imagen: embarazoymas.net


También te puede interesar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *