Tu Papá por siempre

Hola a todos, voy a hacer algo que no corresponde para alguien que escribe en una revista, pero la maravillosa oportunidad que me brinda Valeria y el equipo de “Somos Infancia” me da incentivo a hacerlo.

El primero de agosto del año 2017 falleció mi primer hijo Juan Martín, cursó una infección severa que llevó a la muerte encefálica, en ese contexto de un dolor inexplicable junto a la madre decidimos que lo mejor era donar sus órganos y así fue.

No vengo a hablar de donación de órganos, aunque si quiero que sepan que la milito desde lo más objetivo y profesional hasta lo más visceral y emocional. En su momento fue un camino más que encontré para transitar el duelo. Ni hablar que 6 familias tuvieron la oportunidad de conservar la esperanza.

Estoy acá para contarles que me pasó como padre al atravesar la muerte de un hijo pero, además contarles como me interesa como profesional acompañar a diferentes “mapadres” en dicha situación.

A los 15 días de volver al trabajo tuve que asistir a un niño que falleció, la madre era una adolescente de 16 años, le tuve que dar la noticia, la acompañé, le tome la mano, y me fui a llorar. Por desgracia no fue la última vez que pasó y estando en una institución privada me crucé con un padre que tenía un hijo con muerte encefálica, lo contuve y nos abrazamos. Hace unos meses atrás asistí a una niña que más tarde falleció, pero el día que yo trabajé con ella hice lo mejor que pude, le trate el dolor, la asistí para que no sufra y hable con su familia, al finalizar esa jornada, al subirme a mi auto me puse a llorar como hacía años que no lo hacía.

Cada niño y niña a los que acompaño en esa instancia es un mundo particular de sensaciones y de vivencias. En cada instancia me entrego a sentir lo que quiera y a vivir esa experiencia, pero lo que si sucede siempre es que retengo la exteriorización de emociones de las familias, es un quiebre en el día, un antes y un después cada experiencia es un mundo tremendo y desgarrador.

Disculpen lo corto del artículo, necesitaba contarles, pero además necesitaba decirles que siempre hay vida luego del dolor, si necesitan ayuda pídanla, si necesitan compañía pídanla, elijan libremente con quien estar y elijan por sobre todo con quien no, lloren lo que necesiten, enójense que al final del túnel siempre sale el sol. Tal vez peco de optimista, no obstante, espero que estas palabras lleguen a quien las necesite.

Por último, donar órganos salva vidas, siempre, no hay dudas de ello, el INCUCAI es un organismo serio repleto de profesionales avocados a acompañar familias en el peor momento de sus vidas y a su vez encargados de llevar esperanza a otras familias.

Mi máximo respeto a todos y todas.

Dr. Patricio Cascallar

Pediatra y emergentólogo pediatra

https://www.instagram.com/pediatrapapa/?hl=es

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