En la sociedad actual, los niños están constantemente rodeados de estímulos y actividades organizadas. Desde los dispositivos electrónicos hasta las actividades extraescolares. Parece que no hay lugar para el aburrimiento en sus vidas. Sin embargo, no suele faltar la frase: “¡me aburro!” en los niños, ¡y eso está muy bien!. Titulamos a esta nota: Mi hijo se aburre, ¡Y eso está muy bien!.
La Asociación Americana de Pediatría recomienda evitar el uso de la tecnología como único medio para que los niños se entretengan o calmen cuando así lo requieran. En este sentido, cuando los niños manifiestan estar aburridos, es importante no brindarles un dispositivo electrónico. Sino enseñarles o guiarlos para pensar actividades para controlar el aburrimiento. Ya que el mismo, actúa como un motor que impulsa a la creatividad, permitiendo a los niños inventar juegos y situaciones.
Un día, mientras realizaba una entrevista a una familia, los padres me comentan que el niño no solía jugar porque no tenían los medios económicos como para poder comprar un juguete. ¿Es necesario sí o sí tener un juguete de juguetería para poder jugar?. Los niños tienen la capacidad de convertir cualquier objeto en un juguete: un palo puede transformarse en una varita mágica o en una espada, una caja de cartón en un cohete espacial y una manta en una cueva secreta que deben explorar o una carpa para hacer un campamento con los hermanos. Y si nosotros los adultos nos unimos a ese juego, ¡aún mejor!.
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Además de estimular la imaginación, el aburrimiento fomenta la resolución de problemas, el desarrollo de la autonomía, promueve la relajación y el bienestar emocional, facilita la reflexión personal y estimula la creatividad a largo plazo.
Cuando los niños se enfrentan al aburrimiento, deben encontrar maneras de entretenerse. Este proceso de búsqueda activa de soluciones les enseña habilidades de resolución de problemas.
Al idear actividades y juegos, desarrollan su capacidad para pensar críticamente y resolver desafíos de manera independiente. Así como la oportunidad de reflexionar sobre sus experiencias y pensamientos. Lo que les permite tomar decisiones sobre cómo pasar su tiempo y descubrir lo que les interesa realmente. Esta autonomía es crucial para el desarrollo de una autoimagen positiva y la confianza en sus propias habilidades.
Como ha afirmado Erin Westgate,profesora de Psicología de la Universidad de Florida, “evitar que los niños se aburran es un error, igual que evitar que se sientan tristes, frustrados o enfadados”.
En resumen, el aburrimiento no es algo que los padres deben evitar a toda costa. Al contrario, proporcionar a los niños momentos de inactividad puede ser una herramienta poderosa para fomentar su desarrollo integral. En lugar de llenar cada minuto del día con actividades estructuradas, es importante permitir que los niños experimenten el aburrimiento y descubran el mundo a su propio ritmo.
Lic. Micaela Colombo

Lic. en Psicopedagogía
M.P. 230444 – Docente de Nivel Primario

