Los miedos en los niños y niñas

Las emociones son inherentes a la especie humana. La emoción es un impulso para la acción.

Sentimos sin pensarlo, sin anticiparlo. Un estímulo externo o a veces interno nos despierta determinada emoción que no podemos elegir y que según la evaluación que hagamos podemos determinar si la magnitud de la misma es real o no tanto.

Hay una emoción que es inherente en los niños y niñas que es el miedo. Muchas veces estos miedos están vinculados a situaciones reales que ha pasado y vivido y otras tienen su origen en fuentes imaginarias.

Sea el origen que sea, que despierte a esta emoción debemos prestarle atención y acompañarlos en su elaboración.

Desde que son bebés aparecen los miedos. El primero es un miedo que genera una ansiedad a la separación de la madre o del adulto que cumpla la función materna y tiene que ver con la desaparición de la seguridad, de quien garantizaba su supervivencia.

Luego los miedos pueden estar asociados a experiencias que han vivido, como ser algún evento traumático que haya despertado esta emoción, quedando ya establecida en la memoria una relación.

Luego de la mano del avance de la imaginación y la creencia en un mundo fantástico aparecen los miedos imaginarios, que responden a esta fantasía, Monstruos, peligros inminentes, criaturas temerarias se esconden en su imaginación detrás de la cortina o debajo de la cama.

Este proceso es casi inevitable, es parte del crecer y los miedos sirven para instruir el valor a enfrentarlos y superarlos. Cuando vemos los miedos en la infancia desde esta óptica podemos vislumbrar acciones que favorecerán en los niños y niñas su paso por los mismos. Porque otro punto importante es que a los miedos hay que transitarlos, traspasarlos y nunca negarlos.

¿Cómo podemos ayudar a nuestros hijos e hijas?

-Jamás minimizarlos o reírnos de ellos. Recordemos que nosotros estamos haciendo un análisis de los mismos con nuestra mente adulta, y la mente en cada etapa de la vida, tiene sus características, que la van haciendo mas madura con el correr de los años y de la experiencia.

  • Poner en palabras ese miedo, y con esas palabras arrojar luz entre la fantasía y la realidad, siempre de forma amorosa y empática.
  • Tomar su mano y recorrer juntos ese miedo. Si es miedo a la oscuridad, jugar en un cuarto oscuro, siempre tomando su mano y con una linterna, “iluminar” los miedos.
  • Mirarlo a los ojos y decirle que lo entendemos, y que lo vamos a ayudar y acompañar.
  • dibujar sus miedos, hacerlos visibles, sacarlos así de adentro hacia afuera.
  • Enseñar también que los miedos nos cuidan en algunas ocasiones, y que nos dan herramientas para actuar.
  • Hacerlos sentir seguros y confiados en que vamos a estar a su lado para acompañarlos.

Crecer es una experiencia que asusta, cada nueva etapa presenta desafíos que pueden generar miedos y por eso no querer avanzar.

Mostrar el lado lindo de crecer, acompañar tendiendo puentes entre lo que imagina y lo que es real serán estrategias de acción que podemos implementar como adultos para ayudar a crecer a nuestros hijos e hijas.

El mensaje siempre tiene que ser: Te escucho, te entiendo, te acompaño, te amo…¡Vamos juntos !

María Laura Alonso

Estimuladora Temprana

@contactobylala

dearcos@fibertel.com.ar

También te puede interesar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *