La llegada de un hermano, puede ser muy divertido

Pensar desde la emocionalidad de un niño la llegada de un hermanito/a puede ser una idea brillante. Esa noticia los puede hacer imaginar, proyectar, sentir una enorme alegría, planificar sobre la llegada, y muchas cosas más.

En este escrito lo quiero pensar desde la vivencia de esa situación, en primera instancia desde el lugar de los padres.

Para los papás la noticia puede tener distintos tonos emocionales según en el momento en que se encuentren para recibirla. En algunos casos, será una noticia divertida, de gran felicidad, que abrirá nuevos proyectos, sueños y los pondrá disponibles para planificar, acompañar y esperar la llegada de ese momento tan especial.

En muchos otros casos, la noticia sorprende y el caos, la desorganización y lo imprevisible, puede despertar enormes sentimientos y reacciones en ellos. Puede ser caótica, desesperanzadora para la construcción de la familia, angustiante, imposible de pensar.

En otros, sobrellevar este proceso en principio puede ser con dificultades, pero al pasar los meses, serán tan disponibles como aquellos en que desde la planificación hubo deseo de alcanzar ese sueño de ser papás nuevamente.

Entonces , si están en un buen momento emocional familiar para alojar al nuevo bebe la experiencia será maravillosa para todos. Todo esto y mucho más es lo que hace que para un niño esa vivencia sea de una manera u otra.

Entonces la llegada de un hijo, significa también la llegada de un hermano/a para quienes van a alojarlo.

-¿Se prepara a un hijo para la llegada de otro?

Si.

¿cómo se podría evitar una situación de caos al dar la noticia?

El caos, no es un problema, sino una situación necesaria para comenzar a incorporar la idea de un nuevo integrante en la familia. Se hace desde el amor, la contención y el acompañamiento.

¿es necesario que un único hijo tenga hermanos? ¿Por qué?

No es necesario. Esto se valora desde la singularidad, subjetividad y en cada ámbito familiar. No hay leyes universales para estas preguntas. Hay casos particulares que deberán ser evaluados.

A partir de estos disparadores voy a abordar este magnífico tema.

La llegada de un hijo es un acontecimiento extraordinario para la familia. Entendiendo por familia, a todos los miembros que estén incluidos en ella. Este acontecimiento, se transita desde el lugar de los padres de una manera, y quizás desde el lugar del hijo mayor de esa misma manera en que queda espejado para el/la. Todo ello, determinarán características subjetivas diferentes en la recepción de esa noticia.

Padres: es de gran importancia el que los padres sean “deseantes” en ese lugar, por lo que desear el hijo que se panifica tener es de tremenda magnitud para ellos y para el niño por nacer. Que significa “deseo de los padres”. Desear no es lo mismo que querer. Desear tiene dos sentidos: deseos de los padres dirigido al hijo por venir, pero también deseo de los padres entre ellos, como hombre y mujer. Esto significa que la llegada de un hijo representa un estado que en principio tiene que ver con el deseo y los padres.

Hijo/s mayores: cuando un recién nacido aparece en la familia, el primer impulso del mayor, a imitación de sus padres, consiste en quererlo. Querer al recién nacido implica para algunos volverse como él: incapaz de caminar, privado de lenguaje, y otras conductas que informan sobre comportamientos regresivos a los que se apela para no perder el amor con sus padres, el cual se siente amenazado. Con el fin de acercarse a su hermanito/a perderá algunos logros alcanzados, por ejemplo, control esfínteres, o durante el día, hablará como bebé, recurrirá al biberón y perderá la autonomía que había conquistado. Es oportuno por parte de los padres, no descalificar estos comportamientos, ya que son una manera de buscar la relación con su hermano/a menor.

Algunos comportamientos con los que se pueden encontrar los papás:

-con objeto de luchar contra ese peligro de regresión, el mayor recurre a una primera defensa: evitar al bebé, fingir que no existe. Para lograrlo, puede llegar a desarrollar estados de estupor y de insensibilidad susceptibles que preocuparán a quienes lo rodean. Puede que el rechazo se manifieste con agresividad, por lo que los padres pueden interpretar ese rechazo como celos.

Aclaro, esa agresividad es un indicador positivo, ya que es el indicio de la aceptación de tal situación. Por lo que nos muestra, que está informado e intentando afrontar la llegada de su hermano/a menor.

En ocasiones, declara que el bebé es insoportable, feo, tonto, molesto, o reprocha a sus padres haberlo traído al mundo, también deben pensar que se está en el camino indicado.

Es aconsejable, no reprimir, ni culpabilizar al niño por expresar estos sentimientos. Es el camino adecuado para elaborar y metabolizar por sí mismo esta situación.

Al hijo mayor le embargan sentimientos encontrados, a un tiempo de amor y de odio. Si le permitimos expresar esas conductas con descontento, saldrá por sí mismo de ese trance delicado y podrá establecer una relación de amor con el bebé recién llegado, a imagen de los adultos que lo rodean.

La conquista del primogénito consiste en poder querer a alguien sin verse impedido a actuar, pensar y ser como él. Sin esa diferenciación, es imposible aceptar que otro piensa de manera distinta a la de uno sin sentirse en peligro, puesto en tela de juicio en su ser; es imposible asimismo permitirse pensar de modo distinto a otro, salvo si se entra en conflicto con él. Sin esa distinción entre “querer” y “ser como”, no puede existir ni cooperación ni relaciones sociales. La conquista de la libertad individual se llevará a cabo progresivamente.

Lic. Andrea Biagiola

M.P. A 3101

andreabiagiola@hotmail.com

@ lic.biagiolaandrea

Cel. 03571 15570368

Fuente Imagen: Psicología Avances

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