En el vasto universo del conocimiento humano, la intuición emerge como un fenómeno intrigante, un destello fugaz de entendimiento que desafía la lógica y la razón. Pero ¿Qué hay realmente detrás de este enigmático “sexto sentido”?. Hoy: La Intuición, ese famoso “sexto sentido”..
Desde tiempos inmemoriales, filósofos como Descartes y Platón han explorado la noción de la intuición.
Para Descartes, la intuición representaba una certeza inmediata y sin necesidad de argumentación. Cuando Descartes dice: “Pienso, luego existo” llevaba al concepto de la intuición a su máxima expresión, una especie de certeza más allá de todo.
Descartes hablaba sobre la intuición en relación con la percepción clara e inmediata de la verdad. Para él, la intuición era una forma de conocimiento directo y evidente que no requería de razonamiento o demostración. Era como un «sentimiento» interno de certeza al que consideraba una base fundamental para construir el conocimiento.
Según Platón y Buda, la intuición es la función más alta de la inteligencia, una forma de conocimiento penetrante que va por un canal distinto al de la inferencia lógica y la percepción sensorial.
La Danza Cerebral: El fascinante baile de la intuición en nuestro cerebro
Pero ¿Cómo funciona realmente la intuición?
Nuestro cerebro, esa red de neuronas, de conexiones infinitas y de funcionamiento complejo, nos maravilla desde su capacidad y eficiencia al ser capaz de procesar información de dos maneras diferentes:
- El sistema rápido e intuitivo: nos ayuda a tomar decisiones instantáneas en situaciones en donde la decisión se impone de forma veloz y precisa.
- El pensamiento analítico y consciente, que se pone en marcha en la reflexión, el análisis profundo, la evaluación.
Aquí está la clave: nuestra intuición se nutre de experiencia, de todas aquellas vivencias acumuladas a lo largo del tiempo. Con ellas, nuestra mente empieza a reconocer patrones que agudizarán nuestro poder intuitivo.
Cada experiencia, agrega una pieza novedosa al complejo rompecabezas de nuestro cerebro. Imaginemos esa situación común en la que conocemos a alguien por primera vez. Y nos cae bien. Sentimos cierta comodidad en ese nuevo encuentro de almas. Esa es la intuición.
Es esa habilidad para saber las respuestas de forma rápida e inconsciente. La intuición se transforma, entonces, es un modo de pensar, porque si bien ese pensamiento se produce de manera veloz, nos permite, al fin y al cabo, el procesamiento de la información.
La intuición tiene, por lo tanto, una razón de ser biológica y evolutiva. La neurociencia de hecho habla de una relación entre intuición y respuesta cerebral: a través de vivir experiencias, creamos “senderos cerebrales” que nos ayudan a desarrollar nuestro pensamiento cognitivo.

La intuición no es magia ni coincidencia, es una función adaptativa para nuestro discurrir cotidiano.
Herbet Simon, psicólogo ganador del premio Nobel, define la intuición como “nada más y nada menos que saber reconocer”.
El Peligro de los Sesgos: Kahneman y los Peligros Ocultos
El psicólogo Daniel Kahneman, también ganador del premio Nobel, explica el riesgo de depender exclusivamente de la intuición y aquí es donde aparece el interesantísimo tema de los sesgos cognitivos. En situaciones desconocidas o de toma de decisión importantes, confiar demasiado en nuestra intuición puede jugarnos una mala pasada.
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Entonces, ¿Qué debemos hacer? La respuesta no es simple. Depende del contexto.
Si nos encontramos en terreno familiar, donde hemos caminado mil veces antes, nuestra intuición puede ser una aliada invaluable. Pero si estamos en terreno desconocido puede ser sabio hacer una pausa, reflexionar, desconfiar de nuestro pensamiento inmediato y someterlo a cierto “análisis” o evaluación.
En resumen, la intuición es una capacidad maravillosa de los seres humanos, es como una brújula interna que nos guía, nos sostiene. Sumemos experiencias, aciertos, errores, nuevas comprensiones y esos maravillosos “darnos cuenta”, para seguir nutriendo una intuición valiosa que sea nuestra aliada en ese infinito y diverso mundo que es la toma de decisiones.
Dijo Jonas Edward Salk, microbiólogo norteamericano:
“La intuición le dirá a la mente pensante dónde buscar lo siguiente.”
Mercedes Lagos

Coach Ontológico
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