Cuando hablamos de “hábitos saludables”, ¿Qué se te viene a la mente?
Probablemente pienses en alimentación, sueño, ejercicio físico, aire libre, ¿cierto?
Todo eso está muy bien y es muy importante, sin embargo, pocas veces consideramos que la mente también requiere de hábitos saludables que contribuyan a nuestro bienestar general.
El maestro budista Thich Nhat Hanh tiene una hermosa metáfora que compara la mente con un jardín, aquellos pensamientos y emociones que cultivamos con atención, son los que mas florecen.
Tenemos una mente que naturalmente es bastante caótica y desorganizada, con una tendencia a focalizarse en lo que falta, no funciona o puede salir mal, incluso cuando las cosas van bien. Se podría decir que en esencia no es muy optimista ni despreocupada. Si no somos conscientes de cuanto alimentamos esta tendencia natural, el resultado puede ser mayor tensión y malestar en nuestra vida.
Imagina que los pensamientos y emociones son plantitas en el jardín de tu mente, y la atención es el sol que las ilumina y alimenta, cuanto más se posa en ellas, más crecen. Ahora bien, si la tendencia de la mente es tener plantitas negativas y pesimistas, y la tendencia de la atención es posarse indiscriminadamente en cualquiera de ellas, estamos en problemas.
Entonces, ¿Cómo podemos mejorar nuestros hábitos mentales? En principio re-educando la atención. Cuando logramos esto, la atención se fortalece, se hace más consciente y podemos decidir que plantita atendemos y por cuanto tiempo. En este sentido, la práctica de Mindfulness nos ayuda a entrenar la atención y así logramos abarcar todo cuanto habita nuestro jardín, observando y soltando, sin aferrarnos demasiado. Esto no significa que “desaparece lo negativo y nos volvemos positivos”, solo que empezamos a decidir que queremos que crezca en nuestro interior.
Valeria Ormaechea
Lic. en Psicología
@puntodecalma
