Duelos en la Infancia

Dad palabra al dolor: al dolor que no habla, gime en el corazón, hasta que lo rompe…W. Shakespeare

La muerte forma parte de la vida, aunque todavía, en nuestra cultura sigue siendo un tema tabú. Hoy en este contexto la muerte nos interpela, está más a flor de piel.

Sabemos que hablar de muerte es duro, genera sufrimiento. Perder a una persona querida es muy doloroso tanto para adultos como para los niños.

Acomodarnos a esta nueva situación implica un proceso que será singular en cada sujeto. El duelo se va elaborando.

La pérdida de ese ser querido genera una sensación de falta de control y seguridad que puede ser muy angustiante.

¿Como podemos acompañar a nuestros peques a transitar el duelo?

Es importante hablar de lo sucedido lo antes posible, no postergar ni ocultar información (y mucho menos mentir, “el abuelito se fue de viaje”). Buscar el momento adecuado y transmitir con palabras sencillas y claras, lo que pasó. El niño que convive con la verdad es capaz de afrontar la vida, cuando le hablamos y ponemos palabras los protegemos. Esta situación no significa que no va haber dolor, pero evitará la desorientación y la incertidumbre.

Tener en cuenta la edad del peque también es importante, para utilizar palabras que pueda entender mejor, contestar las preguntas que podamos y reconocer cuando hay otras respuestas que no podemos dar.

Los cuentos y películas, pueden acompañar nuestras palabras y ayudarles a comprender mejor lo sucedido.

El niño puede expresarse de diferentes maneras, tener diferentes manifestaciones. Pueden alternar periodos de tranquilidad con otros de desesperanza, enojos, berrinches. Pueden tardar meses en expresarlo de alguna manera. Ellos muchas veces no saben cómo decir lo que les pasa entonces, lo hacen a través de sus acciones y de su conducta.

Habilitar y validar las diversas emociones que pudieran surgir y acompañarlos a gestionarlas (enojo, frustración, culpa, tristeza, miedo, etc)

Algunos niños también pueden “retroceder” en algunas conductas adquiridas (por ej, se pueden hacer pis por la noche, pasarse a la cama de mapadres, etc).

Es conveniente continuar con las rutinas, anticipando que hay cosas que no serán como antes.

Estar atentos a como está afectando esta perdida en la vida del pequeño (en las tareas escolares, en lo relacional, en el comportamiento).

Mostrarnos tristes frente a ellos es una manera de habilitarles para que puedan expresar sus emociones. Ponerle palabras al dolor, naturalizar la tristeza. Cuando esa persona querida ya no está físicamente, está bien extrañarla. Empaticemos con su dolor

Ayudarles a entender que los recuerdos y el amor por esa persona, no se van. Contar anécdotas compartidas, los lindos momentos vividos con ese ser querido, ayuda a transitar más sanamente esa ausencia.

Poder realizar un ritual de despedida es fundamental para elaborar la pérdida. En este contexto, donde en algunos lugares no se permiten realizar velorios, se hace difícil. Pero podemos pensar en algún ritual casero e íntimo, que permita despedir a ese ser que tanto hemos querido.

Los procesos de duelo serán personales y familiares. Es fundamental habilitar siempre la palabra, hablar de quien ya no está, aunque nos pongamos tristes.

Hablar y sentirse escuchado siempre es sanador. Emerson decía: ¡un amigo es alguien con el que se puede pensar en voz alta!, y en el momento del duelo pensar en voz alta es indispensable para elaborar y ordenar los pensamientos y emociones.

Abracemos el dolor. Es parte del proceso de elaborar esa pérdida para poder aprender a convivir con esa ausencia.

Luciana Cofré

Lic. en Psicología

lucianacofre.lc@gmail.com

@lic.luciana.cofre

Viviana A. Pardo

Lic. en Psicopedagogía

vivianaandreap@yahoo.com.ar

@licviviana_pardo

Fuente Imagen: seylaverdejo.com

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