Alguna vez te preguntaste ¿Por qué cuando tenés un malestar, aún sin tomar medicación, si te abraza un ser querido, te sentís mejor?. O ¿ Por qué las palabras de aliento de alguien, previo a rendir un examen, nos generan mayor seguridad al enfrentar esa situación?. Hoy: ¿Cómo impactan los vínculos en nuestra salud mental y física? .
Los vínculos impactan en nuestra salud física y mental.
Somos seres sociales, necesitamos de otros. Está estudiado, la soledad enferma. Pero no hablo de la soledad como elección en un proceso, transitoria. Ésta es necesaria, necesitamos tiempos de solitud para encontrarnos con nosotros mismos. Pero todo en su justa medida.
En los procesos de selección natural, sobrevivieron aquellas especies que supieron mantenerse unidas frente a las adversidades.
Desde que nacemos, proceso por demás traumático, necesitamos de un otro para vivir. Si alguien no nos alimenta, no nos cuida, no nos limpia, básicamente no sabe decodificar nuestro llanto para saber que necesidades tenemos, nos morimos.
Entonces ¿ Somos como dice la frase “Nacemos y morimos solos”?
Definitivamente no, yo creo que necesitamos de otros, siempre. Químicamente hablando, incluso. La ciencia sabe que necesitamos de un otro para sobrevivir.
Y si somos asertivos a la hora de elegir a nuestro entorno, mejoramos nuestra calidad de vida.
El término “ Persona vitamina” hace referencia a quien, con su presencia física o etérea, nos ayuda a funcionar y mantenernos sanos. ( La definición de vitamina es una sustancia que en pequeñas cantidades hace esto). Estas personas tienen la capacidad de escuchar asertivamente, son empáticas, resolutivas, optimistas, saben comunicar sus necesidades, construyen frente al conflicto y viven en el presente.
Todos podemos ser la persona vitamina de alguien y aprender a construir nuestro entorno rodeado de ellas.
Nos convertimos en personas vitaminas cuando practicamos la conciencia plena, el optimismo, la gratitud, la compasión y el sentido del humor. Todas estas aptitudes, que podemos ir desarrollando, nos permiten fomentar la colaboración, creatividad, reciprocidad y amabilidad colectiva.
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Existe una hormona llamada oxitocina, también conocida como “la hormona del amor”, producida en los núcleos supraópticos y paraventricular del hipotálamo y almacenada en la neurohipófisis. Ella funciona como neurotransmisor mandando señales entre neuronas y, además, es liberada al torrente sanguíneo frente a situaciones de bienestar y seguridad. Si, por ejemplo, cada vez que te abrazas con alguien.
La oxitocina modula la conducta sexual, social, reproductiva y romántica. Disminuye el miedo, la ansiedad y la sensación de inseguridad frente a los desafíos. Aumenta así, la autoconfianza, autoestima, empatía y capacidad resolutiva.
Además de este impacto en la salud mental y desarrollo social, está comprobado que la oxitocina mejora la función cardíaca, ya que reduce el riesgo de eventos coronarios y mejora el pronóstico de quienes han sufrido un infarto. Otra función es la de modular el sistema endocrinológico mejorando la calidad de hormonas. También ejerce función sobre el sistema inmune, fortaleciéndolo y disminuyendo el riesgo de padecer enfermedades. Por otro lado, mejora la recuperación muscular y favorece la frecuencia y amplitud de las contracciones durante el parto.
Ser y rodearnos de personas vitaminas, nos llena de oxitocina, por eso es que los vínculos son fundamentales, porque nos protegen de enfermedades, nos cuidan y nos ayudan a recuperarnos de las adversidades.
Así que ya sabes, más contacto físico, más abrazo y más amor.
Ya lo dijo Babasonicos ¿ De qué sirve ser inmortal si no se puede morir de amor?
Derechos de autor: Natalia Belén Lamónico
Médica especialista en Psiquiatría
MN 161073 II MP 339118
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