Alimentación en la infancia: su importancia física y emocional

Al hablar de alimentación desde el inicio de la vida, no podemos separar las aristas que la componen, ya que es imposible dejar de pensarnos como seres integrales, no fragmentados, como la ciencia con sus diferentes disciplinas intenta estudiar lo humano. Es por esto que al hablar de alimentación no se puede dejar de lado las emociones que la atraviesan y cómo influyen en el desarrollo psíquico e intelectual de una persona, ya que el ser humano se constituye como tal, en la interacción entre lo biológico y lo social.
Cuando hablamos de crecimiento y desarrollo de una persona, podemos referirnos desde una visión biológica, a que estos están determinados por factores genéticos y ambientales con los que interactúan desde la gestación, es por eso que se le da gran trascendencia a los primeros mil días, que abarcan desde la concepción hasta los primeros dos años de vida. Ya que la buena nutrición temprana es clave para la prevención de enfermedades crónicas no transmisibles en la infancia y en la adultez. En la vida de una persona no solo actúan los factores hereditarios, sino también cobra importancia la adaptación del organismo a los estímulos del ambiente.
En esta etapa, es transcendental la alimentación de la mujer gestante, como la del bebe y luego niño. Durante los primeros meses de vida, el alimento por excelencia es la leche materna, si esta no puede ser posible existen fórmulas infantiles adaptadas. Luego, a partir de los 6 meses es muy importante ofrecer una alimentación complementaria adecuada.
Hace muchos años se sabe que la microbiota intestinal (microorganismos vivos residentes en el intestino) juega un rol muy importante en la prevención de distintas enfermedades. Su composición depende en gran parte de la alimentación, la microbiota comienza a formarse desde el nacimiento. Algunos estudios sugieren que podría comenzar incluso antes, es decir, en el útero. También, varias investigaciones demuestran su rol benéfico en el tratamiento de la obesidad.
Además, existe evidencia sobre la relación de la nutrición y el cerebro; una alimentación adecuada, suficiente, armónica y completa, incluso desde la concepción, favorece una apropiada función cognitiva y mejora los mecanismos de neuroplasticidad adaptativa. Esto quiere decir que, si el cerebro sufre alguna lesión, la neuroplasticidad tiene la capacidad de reorganizarlo estructuralmente y funcionalmente. Cuando hablamos de función cognitiva nos referimos a los diferentes tipos de memoria, el lenguaje, la atención, funciones ejecutivas, etc. Esto tiene relación con el aprendizaje, el rendimiento escolar, laboral, intelectual, entre otros. Por otro lado, la alimentación cumple una función estructurante en el desarrollo psíquico y emocional de una persona. En tanto el bebé humano viene al mundo en una situación de absoluto desvalimiento que provocará su larga dependencia a un otro, a un adulto humano que lo inserte en la cultura, para así humanizarse, subvirtiéndose la relación entre el peso de lo biológico a lo social e insertándose de esta manera en la cultura.
Para este pasaje toma absoluta relevancia las funciones parentales. La Psicoanalista Piera Aulagnier nos dice “Con el primer sorbo de leche, el niño ingiere un pedazo de mundo, un mundo hecho de afecto y significaciones”. La importancia de la alimentación en el desarrollo emocional de un niño en su proceso de subjetivación psíquica, es decir en el proceso que singulizara haciendo único a cada ser humano, es porque el acto de alimentarse hace de matriz de esa primera relación fundante con un otro afectivo. La madre (o quien ocupe esa función) alimenta dando leche y cuidando que se ingiera los nutrientes necesarios, pero también acaricia, arropa, acuna, habla y con esto libidiniza el cuerpo del niño, o sea lo infla de impulso fundamental y fuerza creadora de la energía vital, Así la necesidad de alimento pronto queda entramada como una demanda de amor, como esa primera demanda de amor a un otro que da los primeros cimientos de su desarrollo psíquico y la constitución de un sujeto que será deseante.
A través de la alimentación infantil vemos como se jugarán las primeras demandas de amor y de ser amado que dejarán huellas indelebles en el devenir de la vida de una persona. Por esto es que no se tratara solo del pecho o la leche, sino la importancia de la dimensión del encuentro, la dimensión del encuentro con ese Otro del amor y del cuidado, que alimenta insertando a ese ser, a través del lenguaje y los actos de cuidado, a la cultura.


EQUIPO QUINUZ- Lic. Mariela Backman –Lic. Mariel Gabe

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Fuente imagen: Mejor con salud

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