¿Cómo y cuándo elegir una terapia para la pareja?

Todas las parejas, en su historia vincular, atraviesan tres etapas. La primera fase tiene que ver con la idealización de la otra persona, del vínculo y de las posibilidades y el entusiasmo que eso conlleva. Esta fase lleva el nombre de “Amor Romántico”. Hoy: ¿Cómo y cuándo elegir una terapia para la pareja?.

La segunda fase implica la caída de la idealización previa, un nuevo aburrimiento por lo rutinario, una habitación a lo ya experimentado, la decepción por lo que vemos en nuestra pareja o en nosotros mismos, entre otras cosas. Esta fase se llama “La lucha de poder”.

La tercera fase consiste en un intento de volver al estado anterior, considerado mejor que el actual, por lo que puede llevar a varios desenlaces dependiendo de a donde se esté intentando volver. Esta fase lleva el nombre de “Adaptación/Disolución”.

En la segunda fase, “La lucha de poder”, es donde aparecen las dificultades. Y también pueden aparecer las opciones: buscar ayuda para hacer funcionar la relación, para estar mejor, para poder reconocer si se puede seguir la relación o decidir separarse, o para directamente separarse amistosamente.

La vida en relación nos presenta desafíos que muchas veces no sabemos cómo transitar con éxito. Esto suele ser fuente de sufrimiento, ya que es a través de las relaciones de pareja donde se muestran nuestros patrones de vinculación.

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Principalmente en nuestra infancia aprendemos una manera de relacionarnos con los demás, se trata de hábitos o patrones de vinculación que nos condicionan o predisponen a hacer las cosas o a reaccionar de determinada manera.

Solemos creer que somos así.” …es que soy celoso”, “es que tengo mal carácter”, “soy desconfiada”, “no puedo hacerlo solo/a, nunca pude”. En la vida de relación con nuestra pareja, estos patrones se activan, nos “sale” reaccionar como aprendimos a hacerlo en la niñez. Repetimos inconscientemente las maneras de reaccionar aprendidas.
Desde este abordaje, aparecen dos caminos que podemos recorrer en nuestras relaciones afectivas: el de repitiendo o el del aprendiendo.

El segundo necesita ser aprendido, ya que no nos sale automáticamente. Y es muy difícil que podamos hacerlo solos. Superar con éxito estos desafíos requiere de aprender una serie de habilidades y competencias para desarrollar y entrenar nuestra Inteligencia relacional. Cuando logramos esto, mejoramos nuestra relación con nosotros mismos y a partir de allí nuestra relación con los demás.

Podemos aprender otro lenguaje para relacionarnos, podemos pedir ayuda para ese nuevo aprendizaje que nos acercará a vivir en bienestar nuestras relaciones afectivas.

Entendemos que la dicha y el amor no son metas, ni objetivos, sino que es la manera en que recorremos el camino hacia el logro de nuestras metas y objetivos. Con confianza, honestidad, aceptación, júbilo, generosidad, paciencia, compromiso.

Daniela Chiara

Coach Ontológico Profesional

Fuente imagen: https://www.tuterapia.com.ar/

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