Seguramente habrás escuchado algunos mitos sobre nuestro cerebro. A eso lo llamamos “neuromitos” y hoy vamos a derribar algunos de ellos. Hoy: Derribando neuromitos.
“El tamaño del cerebro determina la inteligencia”. Esto es completamente falso. Si bien el concepto de inteligencia es muy amplio, se puede decir que la inteligencia no depende de la cantidad de neuronas, sino de la existencia de conexiones neuronales, por lo que el tamaño del cerebro no es un factor determinante.
Otra frase que escuchamos a menudo es que “usamos solamente el 10% de nuestro cerebro”: es un neuromito ampliamente difundido, pero científicamente incorrecto.
El cerebro funciona en red y las neurociencias han demostrado que utilizamos casi todo el cerebro, incluso durante actividades sencillas y en estado de reposo. Este mito persiste porque simplifica la complejidad del cerebro humano, pero es falso y limita nuestra comprensión de las verdaderas capacidades cerebrales y del potencial de aprendizaje.
En este sentido, es posible que hayas escuchado decir que solemos usar un hemisferio cerebral más que otro. Este mito suele sostener que las personas “del hemisferio izquierdo” son más lógicas, analíticas y matemáticas, mientras que las personas “del hemisferio derecho” son más creativas, intuitivas y artísticas. Sin embargo, la ciencia ha demostrado que, aunque ciertos procesos pueden estar más concentrados en uno de los hemisferios (por ejemplo, el lenguaje en el izquierdo en la mayoría de las personas), los dos hemisferios están constantemente activos y trabajan de forma integrada y coordinada.
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El mito de que el cerebro está inactivo durante el sueño es también erróneo. Aunque el cuerpo descansa, el cerebro permanece notablemente activo mientras dormimos y lleva a cabo funciones esenciales para la salud y el bienestar. Durante el sueño, especialmente en las fases de sueño profundo (como el REM), el cerebro participa en la consolidación de la memoria, el procesamiento emocional y la reparación celular. Además, el cerebro elimina desechos y toxinas acumulados durante el día, realizando un “lavado del cerebro”.
Estas actividades son vitales para la función cognitiva y emocional, y su interrupción puede afectar el aprendizaje, el estado de ánimo y la salud mental. ¡El cerebro trabaja sin descanso!
Por último, me gustaría derribar el mito de que “el cerebro de las personas mayores ya no aprende”. Como Psicopedagoga y Docente, me urge la necesidad de expresar que todos podemos aprender a lo largo de toda la vida, ya que las conexiones neuronales son extremadamente plásticas. ¡De hecho, los nuevos conocimientos son un excelente ejercicio para el cerebro!
Comprender cómo realmente funciona el cerebro nos permite aprovechar todo su potencial y deshacer creencias que limitan nuestro aprendizaje y desarrollo.
Derechos de Autor: Lic. Micaela Colombo
Lic. en Psicopedagogía M.P. 230444 – Docente de Nivel Primario
Nota escrita en exclusiva para la revista “Somos Infancia”.
Fuente imagen: https://www.abc.es/