Y creemos qué no nos miran

Me di cuenta muchas veces, pudiendo observar más detenidamente que aparte del lenguaje, tanto los niños como así los adultos, aprendemos de los otros mirando sus acciones, actos y emociones. Ese reflejo que nos muestra el otro constantemente en la convivencia. 

Pero con los niños todavía pensamos qué no están viendo, qué no entienden porque son pequeños, qué no escuchan ya que están jugando muy conectados en su rol simbólico. 

Qué todo está permitido porque son niños. Terrible error

Aprenden mucho más de la comunicación no verbal de lo qué pensamos.

Por eso te invito a detenerte, a observar en este momento de aprendizaje para todos, de convivencia full time por el distanciamiento social. Dónde las emociones juegan un papel fundamental en el desarrollo del día a día. 

Si estás haciendo algo qué es equivocado a lo que querés trasmitir como enseñanza o sí tu reacción es impulsiva o poco congruente. 

Si tus conversaciones son apropiadas para qué los niños sean parte de la escucha. 

Si lo que ven es sano para sus edades y puedan procesar esa información de una forma correcta sin generar una emoción negativa, de angustia, miedo, tristeza. 

Si lo que siente es estresante o perturbador en ese caso sin juzgar la emoción validando ese sentido. Dando herramientas para qué ellos puedan procesarlo. 

Si es cierto qué estamos todos adaptándonos a los cambios, sin embargo creo que es una oportunidad para encontrar diferentes maneras de relacionarnos con nuestros hijos por encontrar espacios dónde el juego sea el disparador para poder vincularnos desde un lugar más sano empático y nutritivo para toda la familia. 

Sin olvidarnos que mientras tanto ellos aprenden de nuestras acciones, no dejes de mirar su mundo que mañana te lo agradecerán.

Y si hiciste algo qué no era bueno para ellos, acércate con tus mejores acciones y diles cómo sería lo más acertado. 

Los más sano y beneficioso para todos los implicados. Eso es el mejor ejemplo para saber reconocer que los adultos también nos equivocamos. 

La crianza es mucho más de lo que creemos.

El acompañamiento de un ser, criar en estos tiempos vertiginosos, es un gran trabajo físico y energético, es un aprendizaje diario dónde vamos reforzando y modificando con el amor como ladrillos. 

Qué el castillo emocional de tus hijos sea de miradas valiosas y la fortaleza sea su autoestima. .

Clr. Vanina Spiro

@maternidad.desde.el.alma

Facebook
Tu espacio counseling –  Clr. Vanina Spiro

También te puede interesar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *