Dolor crónico en la infancia

El dolor crónico en la infancia es uno de los principales motivos de consulta médica en los países desarrollados y que más afecta a la calidad de vida de los pequeños.

Lo sufre casi un tercio de la población infantil. Millones de niños padecen dolor crónico, ya sea por patologías no filiadas o por enfermedades identificadas. Los especialistas apuntan que este padecimiento en los más pequeños es un problema olvidado por la propia comunidad médica y recuerdan que, además del coste económico que suponen, son un factor de riesgo que aumenta las posibilidades de sufrir discapacidad y dolor crónico en la edad adulta.

El dolor crónico se considera como tal cuando persiste más allá de tres meses, aunque algunos especialistas ponen el límite a partir de medio año, y no se resuelve de manera satisfactoria con tratamientos convencionales, como la cirugía, fármacos, reposo o fisioterapia. Cuando se llega a esta falta de control, el dolor deja de ser un síntoma para convertirse en una enfermedad. Así como el dolor agudo es una señal precisa de que algo sucede en el organismo, su forma crónica pierde este valor biológico, para afectar a todos los ámbitos de la vida del niño o adolescente y a su entorno. Los especialistas aseguran que éste es su principal problema: altera en gran medida la calidad de vida.

Cronicidad en los más pequeños

Los datos disponibles de investigaciones recientes aseguran que el dolor crónico infantil más habitual es la cefalea, el dolor en extremidades (brazos y piernas) y el dolor abdominal, sin distinciones de edad y país. Además, se tiende a no creer a los niños cuando se quejan de forma constante y repetitiva. Incluso, hasta hace poco, la literatura científica pediátrica aseguraba que en estas edades no se sufría dolor crónico y faltaba un plan general de acción que aborde de forma eficaz este malestar.

Esta opinión sigue vigente entre la mayoría de los ciudadanos pese a que, si bien numerosas dolencias se solucionan de manera satisfactoria con el paso del tiempo, en una gran proporción no ocurre así. Es en estos casos cuando es preciso un tratamiento temprano para evitar males mayores.

INFANCIA CON PROBLEMAS, ADULTOS CON DOLOR

Los niños con mala conducta tienen más posibilidades de sufrir dolor de manera crónica en la edad adulta. Así concluye un estudio realizado por la misma Universidad de Aberdeen (Reino Unido) con más de 18.500 niños, y que se ha publicado recientemente en «Reumatology». Anteriores investigaciones ya apuntaban que sucesos traumáticos, como enfermedades graves, separación de la madre o accidentes de tráfico, están relacionados con más dolor en la etapa adulta, aunque nunca se había relacionado el mal comportamiento.

Con un seguimiento que ha abarcado un periodo superior a 40 años, se ha demostrado que los niños con problemas de comportamiento persistente tenían el doble de posibilidades de desarrollar dolor crónico a partir de los 45 años. No obstante, no sólo es determinante la mala conducta con los problemas físicos posteriores, sino que otros problemas como depresión, ansiedad, abuso de tóxicos o ideas suicidas también se asocian al dolor crónico.

En general, las experiencias que provocan estrés emocional son las mismas que podrían tener un impacto mayor en el sistema endocrino responsable de los problemas de comportamiento, el dolor crónico y trastornos mentales. Sin embargo, los científicos reconocen que, a pesar de que el estudio ayuda a entender que determinados factores en la infancia desembocan en problemas de salud en la adultez, hacen falta más análisis para descubrir las causas últimas de esta relación para poder identificar a los individuos de riesgo y desarrollar programas de prevención.

Fuente: Consumer.es

Fuente de imagen: PRNoticias

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