Para cuidar el bienestar emocional de los hijos en principio debemos reconocer cuales son las emociones que podrían jugarse en un contexto de dificultad.
Incertidumbre: es un estado de desconcierto, de falta de certezas, de ruptura de lo conocido y el advenimiento de lo nuevo o diferente. Este estado emocional, descontrola el modelo con el que se vincula la persona con su medio exterior y la pone en verdaderos inconvenientes emocionales.
Miedo, tensión, ansiedad y pánico: aparecen estos estados cuando se rompe la red de contención y seguridad que se tenía y todo se vuelve nuevo y diferente. Es un estado de grandes dificultades. Pero también es un estado adaptativo y esperable.
Aislamiento: el encierro desde la psiquiatría es un estado alterado respecto de lo sano mentalmente. Alguien aislado, encerrado, privado de su libertad, es alguien que está en dificultades. Como entender esto como un estado de normalidad para obtener un estado de salud física y emocional.
Ansiedad: estado de preocupación respecto de lo que está ocurriendo.
Angustia: reducción de la energía. Desasosiego, intranquilidad. Síntomas físicos (contracturas, malestares digestivos, etc.) aislamiento social y afectivo.
Que recursos serian satisfactorios para generar el bienestar a conquistar
Comunicación con su hijo:
Tener éxito como padre, como maestro o en otras funciones con los niños depende mucho de la capacidad para comunicarse bien. La comunicación es mucho más que simplemente compartir información. Cuando los padres y los hijos se comunican, se comprenden uno al otro y aprenden de los pensamientos y sentimientos de los demás. De esa manera, aunque muchas personas tienden a pensar que la comunicación principalmente es hablar, la mayor parte de esta, y quizá la más difícil de aprender es escuchar.
La comunicación inicial entre el padre y el hijo ocurre en la infancia. Una sonrisa de un bebé, vista por la madre o el padre, es una invitación a hablar y sonreírle. En esta etapa, los padres con éxito son buenos observadores. Pronto, el compartir mensajes padre-hijo va más allá de la comunicación no verbal a sonidos y palabras habladas. Los niños y los padres no intercambian solamente información, sino que su comunicación se convierte rápidamente en una manera de compartir emociones y dar apoyo. Las familias que se comunican bien comparten una amplia gama de experiencias, la felicidad y las buenas partes de la vida así como también los tiempos difíciles, problemas y sus soluciones.
Para ser comunicadores eficaces es necesario generar destrezas juntos. La comunicación con éxito no solamente permite que se comparta cualquier tema o sentimiento, sino que también utiliza las maneras no verbales así como las verbales para expresarse a sí mismo.
La manera en que se comunica con su propio hijo en gran parte es la que se aprendió con los propios padres
Cuidar, contener, comprender y crear
Es en el ámbito de las familias que se va a transitar por acciones que tienen que ver con cuidar, contener, comprender y crear.
Cuidar: es tanto física como emocionalmente. Frente a situaciones donde los niños o adolescentes sientan que no pueden con sus propios recursos. Para ello es necesario ser empático y percibir sensaciones, vivencias y emociones en las que transitan los hijos.
Contener: frente a desbordes o excesos ya sea de conductas o consumos. Generar límite y estabilidad. Y hacer del lugar familiar un lugar de calma y tranquilidad.
Comprender: dar sentido a eso que los hijos están sintiendo. Ofrecer información para ayudarles a decodificar y entender. Dar caminos de acción frente a ese malestar.
Crear: nuevos escenarios de encuentros, de diálogo, de intercambio, de vivencias que sumen en recursos emocionales para todos los integrantes de la familia. Todos aprenden
Cuidar la privacidad y la intimidad: Darse el tiempo para estar solos, en pareja, y en familia entre los desafíos diarios.
Observarlos: Ya que sus conductas son señales de lo que siente.
Ofrecerles y transmitirles: tranquilidad.
Ofrecer el modelo en sus acciones de lo que quiere ver en su hijo.
Acondicionar: el espacio de interacción y juego para vincularse desde lo lúdico. Y no sólo desde las obligaciones.
Lic. Andrea Biagiola
M.P. A 3101
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