Acompañarnos a transitar el miedo, puede cambiarlo todo

Hay instantes donde el miedo se apodera de nosotros, nos paraliza, nos pone en pausa permanente, nos pierde de nosotros mismos.

Del instante presente y nuestra actitud como respuesta suele ser culparnos por sentirlo .

Creemos que deberíamos ser “más fuertes”, porque la emoción del miedo es cosa de “flojitos” y hace mucho tiempo nos hicieron creer que “ser flojos” nos pone en peligro, podemos perder el amor de otros y sin otros no somos capaces de seguir existiendo.

¿Cuántas cosas mal enseñadas tenemos incorporadas, verdad? en qué momento aprendimos que tener miedo nos convierte en el personaje débil del cuento, que merece castigo…castigo por sentir?

Te invito a que intentemos algo juntos en la pantalla de tu mente, visualízate cruzando de vereda, hacelo literalmente…

Mira de lado a lado antes de cruzar y llega hasta la vereda de enfrente.

Observa un camino nuevo, es el sendero de la empatía, del amor sin condiciones, del entendimiento sin las barreras del juicio…

Y comencemos a comprender amorosamente que siente miedo quien está abatido, desprotegido de sí mismo, confundido.

Quien detecta un peligro que lo deja sin recursos para sobrevivir.

Cuando la ternura se hace presente, se desvanece la condena que te ahoga y te acorrala contra la pared dejándote sin aire.

En la ternura me materno, fluyo y acepto.

En mi experiencia personal, incontables fueron las veces que me castigue por estar asustada.

Por no saber convivir con la incertidumbre, con incapacidad aparente para frenar mis pensamientos, al punto de creer que estaba a un paso de enloquecer!

Cuando empezamos a ver con claridad, que no somos nuestras emociones.

Que no somos nuestra historia, que somos un alma pura transitando un viaje de aprendizaje en la tierra.

Se desvanecen todas las ideas que nos convierten en nuestro peor enemigo.

Reconocer la emoción fue la actitud más “salvadora” que pude hacer por mi misma, guardar el látigo por no poder en el primer intento, fue el paso siguiente

Abrazar, sostener y amar a mi niña interior, aterrada, fue el último paso que le abrió las puertas a la paz.

A veces pienso que enriquecedor hubiera sido que alguien nos dijera que nuestros pensamientos definen nuestras emociones…

Pero claro, no lo hicieron porque nadie puede hablar de aquello que desconoce.

Nadie sabía que así como pensamos sentimos, como sentimos vibramos y cómo vibramos experimentamos nuestra vida…

Cada emoción se activa en nosotros como lo hace la alarma de un auto frente a una emergencia.

Las emociones vienen con un mensaje, reclaman nuestra atención y si no les prestamos la escucha, les prestamos el cuerpo.

Hoy lo sabes.

Hoy elegís. Hoy sos vos la adulta/ el adulto que debe asistir a esa niña/ ese niño que teme por su vida.

Hacete un favor, no te castigues mas.

Entregate todo lo que necesitas y abrile el corazón a la vida.

Confiando en su amor y asistencia.

Hoy es el momento de cambiar la mirada crítica y dañina, por reconocimiento y valoración.

Te propongo que hagamos un juego simbólico, (muy poderoso en los procesos de sanación), y que dejemos de hacerle mala fama al miedo, que nos hagamos íntimos amigos, que escuchemos que tiene para decirnos, sin juzgar ni atacar.

sentate cómoda en el sillón de tu casa, en ese espacio que para vos sea un lugar de encuentro.

Miralo a los ojos y entregale estas palabras: “querido miedo: te comprendo, comprendo tus gritos desesperados, sé que muchas veces controlaste mis días y mis noches pero hoy ya no, renuncio.

Hoy solo te escucho pero no te obedezco.

No temas por mi, estoy protegida por mi propia luz, por mi faro interno, por la vida, por el amor que me ofrezca a cada instante.

Estoy asistida por la confianza de estar a salvo.

Ya no te necesito. Te honro, te bendigo, te invito a transformarte, así como lo hago yo. toma la fuerza de la fe y soltame…

La energía del entusiasmo, del coraje, de la aceptación y la osadía…

Transfórmate, sé libre, permitime ser a mi también en libertad y así siempre tendrás tu espacio en mi cuando necesites mostrarme lo nuevo, sin apegos, sin ataduras…

Acepta mi propuesta, la vida es cambio”…

Gracias gracias gracias.

Envuelve tu cuerpo en luz violeta brillante, inhala profundo y exhala libremente…

Sentí la conexión con la paz que te invade, la paz que te pertenece y sostenela por siempre, es un regalo de la divinidad para recordarte que siempre está a tu lado.

Paula Ojeda

coach integral.

Profesora de naam yoga

@espacioindira

Fuente imagen: omshivaom.org

También te puede interesar

Un comentario sobre «Acompañarnos a transitar el miedo, puede cambiarlo todo»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *