Lo que decimos, lo que nuestro hijo/a escucha

Para el Coaching Ontológico, Rafael Echeverría, es un gran referente. En su libro “Ontología del Lenguaje” presenta tres interpretaciones centrales sobre el lenguaje:

  • Los seres humanos son seres lingüísticos.
  • El leguaje es generativo (genera ser y es acción).
  • Los seres humanos se crean a sí mismos en el lenguaje y a través de él.

Con esto quiere decir que las personas somos seres lingüísticos, nos creamos y transformamos con el lenguaje como así también a nuestra realidad. Las palabras que utilizamos no son inocentes y generan una acción/ reacción en el otro, lo cambia, lo transforma, lo crea en esa “realidad de palabras”.

Presentando esto, los invito a que reflexionemos sobre lo que les decimos a nuestros hijos:

¿Qué palabras usamos para hablar con ellos? Y cuándo nos enojamos? Y cuando los retamos?

¿Qué entienden ellos de lo que escuchan?

Por ejemplo, si le decimos a nuestro hijo: “No llores, no pasó nada”.

Ellos interpretan: no tengo que mostrar mis sentimientos. Está mal llorar. Si lloro mamá/ papá se enoja.

Si en cambio, les decimos: “Contame porqué lloras así puedo ayudarte”. “ ¿Qué te pasa: estas asustado, triste o cansado?”. Además, si nos colocamos a su altura, hablando de igual a igual, creamos una realidad positiva para que el niño exprese su sentir y sienta confianza en hablar con mamá/ papá.

A través de las palabras, estamos construyendo, entre otras cosas: su autoestima, la confianza en sí mismo y su entorno, identificar y expresar sus emociones y las relaciones entre las personas que los rodean.

Otra cuestión a tener presente son los tonos que empleamos al hablar. Si les gritamos diciéndole que no grite, es contradictorio. Se presenta un conflictivo para ese niño: “¿Qué hago?, ¿Lo que me dice o lo que hace mi mamá/ papá?”. Por eso es importante ser coherente y quitar toda ambigüedad posible en cada mensaje que emitimos.

Comparto con ustedes otros ejemplos para tener en cuenta y, paso a paso, mejorar la comunicación y que nuestras enseñanzas sean positivas:

Si decimos “¿Cuántas veces tengo que decirlo/ repetirlo?”. “Ya te lo dije y haceme caso”. Interpretación: Soy tonto, no entiendo nada. No sirvo. Lo que yo opino/ quiero no cuenta. Podríamos decir: “En este momento, por favor, hacelo como te estoy diciendo. En otra oportunidad probamos como vos quieras”. “Explicame qué queres hacer y pensamos ensolucionarlo juntos”

Si decimos: “No te subas que te vas a caer!!”. “No toques eso que te vas a lastimar”. Interpretación: No puedo hacer nada. No debo hacer nada porque es malo o peligroso. Yo no sirvo para hacer esto.

Podríamos decir: “Tené cuidado que podrías caerte”. “Estate atento a lo que estás haciendo”. “Usa esto con cuidado ya que podría lastimarte”.

Recordemos que somos el ejemplo de nuestros niños, ellos observan nuestro “hacer” para imitar y aprender. Con las palabras que decimos y los tonos que empleamos estamos transformando su realidad y construyendo su futuro.

Les propongo que sumen en los comentarios otras frases que digan o que recuerden o que escucharon. Entre todos, podemos cambiarle el sentido y convertirla en lenguaje positivo para nuestro hijos.

Corina Celeste Alfonso

Coach Ontológico Profesional

Coach Personal y Organizacional

Conversaciones individuales y/o grupales

corina.alfonso84@gmail.com

@corina.alfonso.coach

También te puede interesar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *