Madres que eligen no amamantar

Madres que eligen no amamantar

En estos días hablamos de lactancia, de su importancia para el bebe, de las posturas, del acompañamiento necesario a las madres…

Pero ¿Qué les pasa a las mujeres que no pueden dar la teta? ¿Cómo se sienten frente a este “bombardeo” de información, fotografías, consejos y escenas idílicas? Seguramente con culpa y con mucha angustia.

Sabemos que la madre es el primer entorno de desarrollo del bebe. Esta relación simbiótica comienza en el útero y luego continúa los primeros días después del nacimiento, en lo que se dio en llamar “cuarto trimestre de vida”. Su mama es su mundo.

Ella es quien, a través de este vínculo, va a dar forma a la arquitectura emocional y cerebral de su hijo en este tiempo. Por eso, si bien la lactancia es de una importancia nutricional inigualable, no lo es menos el escenario vincular que la rodea, el cual tiene un gran impacto en el desarrollo neuroemocional del bebe.

Una mama imposibilitada de dar la teta o que decidió no hacerlo, puede perfectamente nutrirlo amorosamente alimentándolo con un biberón. Podrá acariciarlo, mimarlo, devolverle en espejo su mirada, reflejarse ambos en el vínculo que están estableciendo en la escena del alimento.

Gorjeos, sonrisas, caricias, movimientos de alegría: el bebe le “habla” con el cuerpo a su mama mientras toma la leche, ella le devuelve este amor a través de sus palabras, de sus mimos y sus gestos. Hay una fusión emocional en un momento de atención compartida, donde nada existe por fuera de ellos dos. Representa toda una escena comunicativa primordial, esencial para la construcción de la psiquis de ese niño ya que impacta directamente en su memoria emotiva.

Y para esto no es condición indispensable dar la teta… Sólo es importante la necesidad de estar presente, de ser una con tu hijo en ese momento fundante de su vida emocional.

Seguramente fuimos testigos en alguna reunión o en una sala de espera, de una mama amamantado mientras revisa su celular o lee una revista: vimos como tristemente la mirada del bebe no es captada, no es devuelta, ni espejada y cae en el vacío…

Por eso, si decidiste que la lactancia no es lo tuyo o si no pudiste continuarla por diferentes motivos, intentá que el momento de alimentar a tu hijo sea un espacio sagrado (como debería serlo también si das la teta), siendo consciente que tanto la leche que toma como la investidura de amor con que lo rodeas y acunás en ese momento, son igualmente esenciales para su desarrollo y crecimiento físico y psicológico.

Entonces, en esta semana de la lactancia, sacudite la culpa y transforma la angustia en confianza! Valora tu inigualable capacidad de ser mamá.

No permitas que la sociedad con sus mandatos inflexibles y antipáticos empañe estos momentos de plenitud compartidos con tu bebe.

Patry Herrera

Doula / psicopedagoga perinatal

http://@soy_doula_holistica

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