La hora sagrada y el contacto piel con piel

La hora sagrada”. Esos primeros minutos y horas postparto o cesárea. Es un momento emotivo, sensible y único de encuentro, de reconocimiento, en el que el contacto inmediato, piel con piel, tiene efectos positivos tanto en el corto como en el largo plazo. Es un momento clave para la salud y el futuro desarrollo del niño, y la salud mental materna.

Se recomienda que todos aquellos bebés recién nacidos que no necesitan cuidados especiales tengan contacto inmediato piel con piel con su mamá durante las primeras horas después del nacimiento.

Que el bebé, así como sale de la panza, sea apoyado en contacto directo con el pecho de la madre y en sus brazos, sin nada que se interponga entre ellos. Este es un momento muy especial, muy esperado por los padres, donde los niveles de oxitocina (la “hormona del amor”) en la madre y el recién nacido, está corriendo en altos niveles por la sangre y el momento en que se comienza a materializar el establecimiento del vínculo, donde se establece la lactancia.

Este momento es especial, una experiencia única y tiene muchos beneficios.

Entre ellos encontramos que producto del contacto piel con piel los bebés logran una mejor saturación de oxígeno; una mejor regulación de la temperatura corporal (por ende previene la hipotermia); el ritmo cardiaco y respiratorio se vuelve más estable; hay una mayor estabilidad de la glucemia; se observa menos llanto, es decir, menos estrés; se desarrolla una mayor seguridad en la madre para el cuidado de su bebé; se evidencian beneficios en la lactancia ya que aumenta las probabilidades de éxito de la lactancia materna; favorece el desarrollo del sistema nervioso; entre otras.

Aunque es muy común que separen al bebé de su mamá para hacerle todos los estudios y pruebas de rutina ni bien nace, hay muchos de ellos que pueden hacerse estando en contacto piel con piel.

Los primeros sesenta a noventa minutos después del parto son trascendentales para la vida del bebé y su mamá. Todas las prácticas, procedimientos, intervenciones de rutina pueden postergarse hasta después de ese momento.

Si el parto no tuvo complicaciones, no es necesario bañar, medir, pesar, tomar la temperatura ni vacunar al recién nacido durante esos primeros minutos. No hay evidencias que indiquen algún peligro al esperar a que pasen un par de horas para separarlos.

Debemos procurar que la separación sea lo más corta posible.

Si bien estos conceptos están cada vez más divulgados, todavía queda mucho por aprender.

Julieta Libardi / María Victoria Ciranna

@espacio.anidar

anidartaller@gmail.com

Fuente imagen: Babycenter

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