Uno de los sentidos más importantes al nacer es el sentido del tacto. El tacto es el 1ero. en desarrollarse en la gestación y el último sentido en usarse antes de la muerte.
Durante las contracciones, el útero estimula los nervios sensitivos del bebé y éstos a su vez envían información a los órganos que inerva.
Al nacer, el contacto piel a piel con la mamá estimula las funciones fisiológicas (respiración, presión arterial, temperatura, etc.) y hace que el bebé se regule.
La piel es el órgano más extenso, nuestro contacto con el exterior, lo que nos protege y es, con una estimulación medida a través del tacto, que un niño logra trascender su propia piel y así reconocer diferentes estímulos, verificar y confirmar la realidad.
Las yemas de los dedos y la lengua son puntos con mayor sensibilidad que otros puntos. Para un bebé tocar la comida lo ayuda a recibir información acerca del tipo de textura y de a poco va reconociendo y guardando en su cerebro esta información.
Así como la piel nos permite conocer las diferentes sensaciones del mundo externo, a través de diferentes receptores, por ejemplo la temperatura, el dolor, una caricia, también la piel es el limite de nuestro cuerpo, actúa como barrera y ese limite hay que respetarlo, y enseñarles a los niños a que ellos son quienes deciden si quieren o no que los toquen, que les den un beso, que los acaricien. Es muy importante enseñarles a que ese límite sea respetado.
Ana Paula Astete y Maria Paula Dotro
Terapistas Ocupacionales
Especializadas en neurodesarrollo e integración sensorial.
Instagram: @mamasludicas – Mamás Lúdicas.
Fuente de imagen: mustela.es