Mamás con Historias

La maternidad, el embarazo y puerperio está llena de emociones y sentimientos que transcurren en el vivir cotidiano, en la vida misma. Las contradicciones y sentimientos opuestos me acompañaron durante el embarazo, una de cal y otra de arena.

Mi historia comenzó 8 años antes de quedar embarazada con la búsqueda y tratamientos sin éxito, de la mano de mi marido fuimos transitando diferentes situaciones hasta que dijimos “Basta. No podemos ser padres, seremos tíos eternos”. 9 meses más tarde, sí justo 9 meses, me entero que estoy embarazada. Venía con náuseas y vómitos pero lo atribuía al estómago, yo no quería hacerme un test porque siempre era negativo, lloraba, me enojaba… pero esta vez, salieron dos rayitas.

Toda la familia esperaba ansiosa, sobre todo mi abuela, que había rezado a todos los santos para que sucediera. Tres meses más tarde, no recuerdo cuando con exactitud la fecha, mi abuela tiene un ACV. Al principio movía una parte del cuerpo, luego solo los ojos, su estado comenzó a empeorar, infecciones varias en su cuerpo y después de 3 largos meses de internación, partió a otro plano. Me aferré a mi panza, esa panza sólo yo podía cuidarla, hice lo mejor que consideré para mí y mi bebe, eso hubiese querido mi abuela.

El 31 de octubre, 15.31hs nace Milo de parto natural, sin epidural. Fue un parto sin complicaciones al igual que todo el embarazo, bebe sanito, perfecto, hermoso. Pero ese día no sólo nació mi bebe sino también un desempleado más, mi marido se quedó sin trabajo. Se comunicaron con él para avisarle que la empresa cerraba mientras que estábamos en trabajo de parto. Viendo el vaso medio lleno, no era tan malo, después de tanta búsqueda y deseos de ser padres, íbamos a poder estar los 3 juntos todo los días. Adaptándonos a la nueva vida y compartiendo cada instante, al menos unos meses hasta que consiguiera trabajo nuevamente.

Pasaron 20 días del nacimiento del bebe y mi marido hace su primer salida sólo, consensuada, acordada y también necesitada. Se va a jugar al futbol y una amiga viene a visitarme. Se hizo la hora en que debía volver y no llegaba, mande msj y continúe esperando. Me llama mi hermana y me dice que estaba viniendo a casa, no entendía porque pero le dije que sí. Con sólo ver su cara sabía que algo pasaba… “Christian (mi marido) se golpeó la cabeza jugando al futbol, llamaron a la ambulancia, está yendo al hospital pero está vivo” fueron sus palabras.

El mundo se me derrumbo encima, mi cabeza no entendía que pasaba, porqué pasaba, qué iba a hacer sola con un bebe, tanto tiempo buscando juntos y nos pasa esto. Diagnóstico: fractura de cráneo con coágulos y edema en la zona frontal. Su internación duró 11 días entre terapia intensiva y habitación común, le dieron el alta luego de estabilizar su presión. Pero salió con el edema en la cabeza, con muchos cuidados, necesitaba asistencia para tareas cotidianas, su memoria a corto plazo no estaba bien, ni su carácter, no podía alzar al bebe ni agacharse ni dejarlo sólo y, a medida que pasaron los días, se dio cuenta que había perdido el olfato y el gusto (secuela que aún perdura).

Con todo esto di por finalizado mi puerperio, debía cuidar a dos personas. Luego de varios meses, obtiene el alta definitiva, lo primero que hace es comenzar a buscar trabajo, pasaron 15 largos meses hasta que lo consiguió. Durante ese tiempo, exploté mi profesión y conocimientos como Coach Ontológico Profesional al máximo: tanto para canalizar, afrontar y procesar lo que viví sino también para tener el ingreso económico. En cuanto a nuestro bebe, no tuve buena experiencia con la lactancia, no se prendía a la teta, bajo mucho de peso en 4 días, comenzamos con lactancia mixta. Pasaban los meses y subía poco, a veces nada de peso, me sentía horrible. El pediatra decidió que le hiciéramos unos estudios metabólicos, genéticos y endocrinológicos en un estudio de alta complejidad especializado en problemas neuronales en niños para saber si había algo oculto que impedía su crecimiento. La espera de los resultados fueron los días vividos con más incertidumbre, ansiedad y miedo hasta ese momento de mi vida.

Los resultados arrojaron que no presenta ningún trastorno ni alteración, sólo es un nene de peso y estatura menor al promedio de su edad. Esta es mi historia, mi embarazo y mi bebe fueron lo que siempre había soñado, perfectos para mí. Pero alrededor sucedieron cosas que nunca hubiese querido vivir, y menos, en este estado el cual había idealizado y deseado durante tanto tiempo.

Mirando hacia atrás, racionalizando un poco lo sucedido, aprendí que: las cosas pasan por algo, en ese momento justo, ni antes ni después. Siento que lo que viví me permitió desarrollar la capacidad de resiliencia, ver el vaso medio lleno en cada ocasión (aunque sea difícil, le di la vuelta a las cosas, para encontrar ese vaso) y adquirir nuevas herramientas para manejar mi ansiedad (diagnosticada años anteriores en terapia). Estoy eternamente agradecida con las personas que nos acompañaron en cada uno de estos momentos. Considero que la red de contención que puede crear el entorno de familiar, amigos y/o profesionales es clave para llevar adelante situaciones adversas.

Tener personas que estén atentos a nuestras necesidades y que observen cómo estamos es importante ya que muchas veces no sabemos cómo pedir ayuda o ni siquiera nos damos cuenta que la necesitamos.

Corina Celeste Alfonso

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2 comentarios sobre «Mamás con Historias»

  1. El ser Madre es un compromiso especial y muy importante ,para el ser que traemos al mundo . Dialogando continuamente y contando la verdad de la vida que se va creciendo y acompañando sus proyectos y orientando al niño o niña. Siempre tratando de dar ejemplo en familia, es lo mas importante y darle mucho a la amistad, es la familia que se elige cuando se va creciendo, con mucho amor y cariño..

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