Síndrome de Burnout, en personal de salud

El burnout es un síndrome aparece en el ambiente laboral cuando están presentes factores de estrés psicosocial que gatillan un malestar psicológico, físico y social.

En los psicólogos clínicos, existen creencias acerca de cómo se perciben a ellos mismos como terapeutas competentes, sobre el rendimiento con todos los casos, la responsabilidad sobre las emociones que experimentan sus pacientes, los resultados a alcanzar o sobre sus conocimientos teóricos entre otras creencias.

“Yo le quiero dar lo mejor a mis pacientes”

Freudenberger observaría en sus colegas del servicio salud mental en una clínica para adicciones, que padecían síntomas de agotamiento físico y mental sumado a la perdida de interés, frustración y falta de motivación en el ambiente laboral, a este síndrome lo llamaría Burnout.

Síndrome de cansancio emocional, despersonalización y reducida realización personal que puede ocurrir en individuos que realizan trabajos con otros (2003,  Maslach) propone un modelo multidimensional: Agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal. Desde aquí se comprende al burnout como un síndrome ligado al estrés laboral crónico, perteneciente a un determinado ambiente de trabajo en el cual los profesionales están en interacción con otras personas que demandan atención, apoyo y ayuda como los principales ejes del trabajo.

 El estrés crónico que se caracteriza por la sobrecarga laboral, puede ser el producto del número de pacientes, la gravedad o exigencias institucionales en su mayoría burocráticas entre otros factores.

Según Maslach hay tres momentos que caracterizan el desarrollo del síndrome de burnout.

En un primer momento los profesionales llegan a un estado de agotamiento tanto físico, emocional y psicológico que alteran su funcionamiento diario y en el cual no encuentran la energía suficiente para encarar un nuevo día de trabajo. Hay un cansancio extremo que puede ir acompañado de trastornos en el sueño, problemas intestinales, jaquecas y un acusado estado de irritación.

En respuesta a este agotamiento es que aparece un segundo momento en que los profesionales tienden a la despersonalización, el aislamiento y el cinismo que tensan las relaciones interpersonales en el área del trabajo.

Por último, aparecen sentimientos de frustración, insatisfacción con los logros, desesperanza para el desarrollo y crecimiento profesional.

“No me podía levantar de la cama, llegué a atender desde allí” (testimonio de terapeutas en espacio de supervisión individual)

“Realmente estaba agotada, me dolía la cintura como si un tren hubiese pasado por encima”

“Sentía que no conectaba con su dolor, cada 5 min miraba el reloj de la computadora esperando el final de la sesión”. Ante estos inconvenientes, la conducta de los terapeutas es el desapego con sus pacientes, recortando la interacción informal, etiquetándolos por su diagnóstico, un excesivo lenguaje técnico y un fuerte apego a los manuales de tratamiento, que como consecuencia reduce la empatía con los pacientes (Wolfe, 1981)

Síndrome de Burnout, diferencias entre profesionales de salud

Algunas diferencias se observan en cuanto a profesionales independientes y que trabajan en el área institucional, viéndose afectados mayormente aquellos que trabajan en ésta última. Si hablamos de género las mujeres tienen un índice más alto de sufrir burnout. En cambio los varones que el mayor índice se observa en el ámbito privado

En cuanto a las dimensiones del Burnout (Agotamiento emocional, despersonalización y baja satisfacción), las mujeres tienen puntajes más altos en agotamiento emocional, mientras que los hombres lo hacen en la dimensión despersonalización y baja satisfacción personal. En lo que se refiere al trabajo clínico con los pacientes, Farber (1981) planteo el problema en los terapeutas cuando tienen la percepción de no encontrar éxito en el tratamiento, esta situación generaba un estrés en los psicólogos que los llevaba a padecer agotamiento, sentimientos de frustración, impotencia y baja realización profesional.

También el excesivo número de pacientes, casos graves, el desaliento por un lento ritmo del proceso terapéutico, fueron otros de los estresores que gatillaban el burnout en terapeutas

“Sólo tengo 6 pacientes en el consultorio, y de hospital la verdad ni los cuento, pero serán 7, 8 “. Me comentaba una consultante cuando indagaba acerca del límite de trabajo y sus medidas de autocuidado”

Perfeccionismo, estilo de terapeuta orientado al cambio y Burnout

“Yo quiero darle todo lo mejor a mis pacientes”

La relación entre perfeccionismo y burnout ya fue ampliamente demostrada en muchos estudios, además de encontrar en los terapeutas y profesionales de salud con creencias de que se debe rendir al máximo con todos los pacientes, deber cumplir con metas elevadas o irrealistas, ser el mejor y más responsable etc. Sabemos que el perfeccionismo es un factor de vulnerabilidad ante situaciones estresantes que pueden gatillar malestar psicológico o síndrome de burnout.

Asimismo, varios terapeutas orientados al cambio, con un estilo proactivo y pragmático suelen no percibir los logros pequeños en el tratamiento, sintiendo el mismo como un fracaso.

“Estoy preocupada, ya hace dos meses se encuentra en tratamiento y aun la sintomatología es muy fuerte” (comentaba en supervisión grupal una terapeuta sobre su consultante con depresión mayor, quien asiste regularmente a terapia de forma presencial)

Se observa como factor de mantenimiento el aislamiento social en terapeutas perfeccionistas con estilo orientado el cambio en terapia, es por ello que muchas veces conversar con colegas acerca de los desafíos de la clínica lo evitan.

Poder ofrecer un espacio de supervisión grupal donde grupos heterogéneos ofrezcan contención cuidado y orientación es fundamental para afrontar el aislamiento.

 La importancia de cuidar a los agentes de salud

“Se puede vivir de muchos modos, pero hay modos que no dejan vivir”

 F. Sabater 

Cuanto antes podamos acompañar a nuestros agentes de salud a retomar el camino indicado es mejor. Cuanto antes “se pegué el volantazo” más corto será el camino a retomar. Es menester detectar tempranamente los factores de vulnerabilidad y los estresores comunes que llevan a los terapeutas a padecer el síndrome de burnout. La psicoeducación del síndrome de burnout podría prevenir que los terapeutas se resguarden del mismo, enseñando, guiando y sosteniendo conductas de autocuidado y limites personales. De esta forma se estaría  logrando una mejor atención en los pacientes que requiere tratamiento en salud mental y médica.

Para ello es necesario poder llevar al agente de salud a una propia concientización y  registros de su estado actual en términos de su propia salud y límites.

Notar y registrar que medidas de autocuidado no se están manteniendo y qué limites se han traspasado será el inicio del proceso de aprendizaje, el cual estará acompañado de la identificación del déficit.

Es decir, observar y registrar si el déficit se encuentra en el área cognitiva del agente de salud (pensamientos y creencias disfuncionales para consigo mismo y su desempeño), déficit por carencia de dichas habilidades de autocuidado, dificultades para sostener y entrenar esas nuevas conductas cuando ya están en su repertorio.

Lic. Daiana López Cross

Terapeuta Cognitiva Conductual Contextual

Directora de EDIN

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