La meditación es una acción voluntaria, cuyos orígenes son milenarios y se ubican en la India. Esta acción se ha integrado a diversas religiones y tradiciones y en la actualidad a las ciencias de la salud. Y a varias otras que se están ocupando de explorar sus efectos y alcances. Hoy: ¿Meditar está de moda?.
En la India, más allá de 3000 años a.C se buscaba lograr la iluminación, el conocimiento supremo, utilizando como medio la actividad meditativa. Se buscaba un conocimiento específico, y este era saber cómo disminuir el dolor y el sufrimiento humano.
Todas las tradiciones y religiones de aquel hemisferio buscaban lo mismo, disminuir el sufrimiento del ser humano mientras transitaba cada cuerpo, cada vida, en búsqueda de la perfección espiritual. Se creía (y aún se cree) en la reencarnación y se consideraba que el alma debía llegar a su máxima pureza realizando aprendizajes que únicamente le eran posibles lograr contando con un cuerpo que le permitiera manifestarse.
De allí surgen filosofías que sostienen que en la vida de las personas ocurren cosas buenas y malas. Y que las malas producen sufrimientos pero son las que se le ofrecen para desarrollar los conocimientos necesarios para la evolución del alma (encarnada en dicho cuerpo).
Meditar no es una religión, no es una terapia, no implica tener que modificar las creencias personales ni valores propios para lograrse. Sino que, es una actitud que en diversas culturas, religiones, tradiciones, se ha utilizado con distintos objetivos.
Incluso en la actualidad, cada persona tendrá su propia inquietud que lo lleve a la investigación y a la práctica. Y asi, tendrá posibilidad de desarrollar su propio camino y su propia experiencia.
En general y a todos los practicantes, la meditación les permite ampliar la conciencia y ampliar la percepción. Ello, como consecuencia incrementa su autoeficacia, el control sobre sí y sobre lo que el mundo les va presentando, lo cual les permitirá un mayor bienestar.

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Unos 50 años atrás, muchas de las técnicas actuales de meditación se conocían a través de cursos de control mental. Algunas veces eran exitosos y serios y en otras, se mezclaban con ideas y acciones más relacionadas con el esoterismo y el mundo paranormal. Meditar nos acercará a la experiencia de la mente propia y a conocer la manera en que pensamientos, emociones y sentimientos interactúan.
El Yoga de aquella época, de los principios, también tenía una función, que era la de entrenar al cuerpo para que pudiera soportar la cantidad de horas de quietud sin molestar al alma ávida de iluminación y que requería tanta concentración y abstracción del mundo sensible.
Si lo deseáramos podríamos encontrar un paralelismo entre los motivos actuales que inducen a la práctica del yoga y la meditación. Pero cada interesado tendrá su motivación, objetivo y particularidad. No habrá un está bien o está mal, simplemente se buscará una coherencia entre el fin y el medio y se indagarán las técnicas más efectivas para cada persona según vaya experimentándolas.
Antiguamente era poner la mente en blanco, con quietud y silencio, apartado de las distracciones del mundo real. Y así esperar la iluminación, que llegó para muchos y para muchos otros no.
Hoy surgen convocatorias para encuentros de meditación multitudinarios y al aire libre que nos muestran que se logra meditar aún sin abstraerse de la realidad.
Hoy se puede pensar en el objetivo de la mente en blanco, o simplemente concentrarse en el aquí y ahora, tomando conciencia plena del presente (mindfulness).
Lic. Gabriela Bulaievsky

M.P. 16241
Instructora de Yoga y Profesora de mindfulness
licenciadagabrielabulaievsky@gmail.com
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