La infertilidad es un problema de parejas. Esta se define como la imposibilidad de llevar a cabo un embarazo a término.
Es vivida como una crisis vital, una ruptura del desarrollo como especie: nacer, crecer, reproducirse y morir. Provoca un impacto emocional donde es posible que aparezca tristeza, rabia, enfado, frustración, culpa, irritabilidad, disminución de la autoestima, cambios o problemas en la relación de pareja, aislamiento social y personal, ansiedad o depresión.
Sobre quien recae el diagnóstico y sin importar las diferencias de género, pueden aparecer presiones en el momento de tomar decisiones. Someterse o no a un tratamiento para conseguir la concepción/gestación de un bebé lleva a ciertos mecanismos psíquicos tales como la elaboración de un duelo. Duelo por la pérdida de aquel deseo de concebir de manera natural . Éstas son cuestiones necesarias a trabajar desde el campo de la psicología.
El rol del Psicólogo en Reproducción Humana Asistida es dar lugar a todas esas emociones y ayudar en su manejo ya que el bienestar psicológico y emocional van a jugar un papel importante durante éste proceso de decisiones y posibles tratamientos. Ayudar a las parejas a afrontar las consecuencias psicológicas de la infertilidad incide tanto en el bienestar de los pacientes como en el tratamiento mismo.
El Psicólogo, en esta área, orienta e informa de manera adecuada y realista.
Actúa como mediador entre el personal médico y el paciente.
Trabaja en pos del desarrollo de estrategias para minimizar los riesgos de la aparición de cuadros patológicos (trastornos de ansiedad, depresión).
Y en caso de ser necesario, facilita una red de apoyo social para pacientes.
El estado psicológico del paciente va a repercutir en el éxito del tratamiento, por ello el Psicólogo funciona como un integrante más dentro de un equipo multidisciplinar que trabaja para lograr un mismo objetivo: conseguir el embarazo.
Psicóloga María Laura Rigoni
MP 10462
@marialaurarigoni
marialaurarigoni@hotmail.com

