Retornando a la vida de antes, ¿en cuotas?

Comenzamos el año escolar 2021 luego de un año de permanecer en las casas, alejados de los pares y maestros. Hoy, los niños vuelven a habitar espacios conocidos, pero no de la misma forma, con barbijos, sin acercarse, mirándose a medias, con protocolo y en cuotas. Algunos días en forma presencial y otros de manera virtual.

Los adultos, padres y maestros se van acomodando a estas nuevas formas de encuentro, acompañando en el estudio a sus hijos e hijas.

Estos nuevos encuentros sociales generan cierto grado de incertidumbre; la misma se vincula al hecho de tomar más decisiones que el año anterior.

El 2020 fue claramente un año de cuarentena en ámbitos escolares, entre otros, donde los padres no tuvimos que decidir en las cuestiones escolares, las decisiones estuvieron dadas desde afuera. Intentamos acompañar a la escuela y a nuestros hijos e hijas desde las casas.

Hoy, el 2021 trae la necesidad de estar atentos, si bien en ocasiones los colegios deciden cerrar las burbujas, otros momentos somos los adultos los que debemos enfrentarnos a nuestras propias decisiones. Tarea que no resulta sencilla de afrontar y que nos interroga como padres:

¿Lo dejo ir o no a la reunión con amigos? o ¿a la actividad social o a las clases de natación? Le duele un poco la garganta, ¿Qué hacemos?

No resulta sencillo, hay ocupaciones y trabajo, horarios laborales, valores que se transmiten a la hora de tomar decisiones. ¿Cómo lidiar con esto?

Se escuchan voces que dicen que no quieren generar traumas en la infancia.

Para esto es necesario retomar brevemente el concepto de trauma:

Las situaciones en si misma no son traumáticas, el trauma es el recuerdo que queda de dicha situación. El recuerdo de un trauma infantil puede tener mucho más efecto que su vivencia real en el momento de producir dicho trauma.

¿Qué queremos decir? Cada situación vivida puede ser o no traumática de acuerdo a cómo quede marcada en la historia psíquica de cada sujeto. Lo que para un niño puede ser una vivencia traumática, para otro tal vez no lo sea.

Un factor determinante en esto es el acompañamiento y palabra que los adultos pongamos en cada situación.

Frente a la angustia de los niños, por situaciones de imprevistos surgidos de esta realidad que se nos presenta cada día, recordemos que la palabra siempre resulta aliviadora, que el berrinche infantil es el modo de expresión en esta etapa de la vida, que no debe confundirse con angustia real, sino como modo de intentar convencer al adulto. El adulto por sí mismo debe estar seguro de la decisión tomada: ‘Hoy no vas a entrenar’; por ej. De ese modo los niños se sentirán seguros y amparados en ese enunciado.

Un determinante en esta etapa de la vida, es el límite que sostiene y aporta claridad cuando todo parece volverse incierto.

Tal vez no estemos seguros de que lo que estamos decidiendo sea lo mejor, pero que hayamos podido decidir algo y sostenerlo seguramente les aportará seguridad a los hijos, confiando en que sus padres pueden cuidarlos.

Ofrecemos un espacio de preguntas y comentarios acerca de esto.

Pueden enviarlas y con gusto iremos respondiendo.

Lic. Andrea Grinberg

Lic. Claudia Buleczka

@psiconfiar

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Fuente imagen: uglitalianinelmondo.com

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